Un resumen de Amoris Laetitia, exhortación apostólica

Amoris laetitia​ Resumen ¿Qué significa? Su traducción del latín es “La alegría del amor”. Mario Iceta, sacerdote católico español y obispo de Bilbao desde 2010, lo define así: “Amoris Laetitia, es la necesidad de un nuevo discernimiento para el futuro de la familia”.

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Resumen de Amoris Laetitia

Amoris laetitia resumen, es una exhortación apostólica post sinodal que fue firmada por el Papa Francisco el 19 de marzo de 2016, y luego, hecha pública el 8 de abril​ del mismo año. Esta Amoris laetitia resumen incluye los resultados contenidos en los dos Sínodos anteriores donde se habla acerca de la familia.

Estos sínodos fueron convocados por el Papa Francisco: el sínodo extraordinario en 2014 y el sínodo ordinario en 2015, respectivamente.

Antes de entrar en materia es importante entender ¿qué es una exhortación apostólica? ¿qué tipo de documento es el Amoris laetitia resumen?

Las Exhortaciones como el Amoris laetitia resumen, son documentos oficiales del Papa, que no se refieren a cuestiones doctrinales, sino pastorales. Es decir, no es un documento dirigido a dar cátedra en tema de doctrina, sino para empezar a entender cómo hay que comportarse sin tocar la doctrina.

La doctrina, no puede ser modificada en una exhortación como el Amoris laetitia resumen, sin embargo, esta se puede modificar el tipo de pastoral que se desprende de dicha doctrina. Probablemente, se pregunten, ¿qué tipo de modificación?

A través de una exhortación apostólica, el pontífice, exhorta a los fieles a que se comporten de una determinada manera sobre un asunto concreto.

El dogma de fe es un tema que el Papa proclama de manera muy explícita, solemne, ex cátedra, y generalmente, habiendo consultado antes a los obispos, y zanja una discusión, que antes no se hubiera tenido sobre ese tema, durante el tema que sea necesario. Una vez que el padre anuncia que eso es un dogma de fe, no se discute más sobre ello y tenemos que acatarlo.

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La familia, es un tema crucial para el Amoris laetitia resumen no sólo para la Iglesia, sino para la supervivencia de la humanidad y las sociedades enteras. Es un tema también que se ha ocupado la Iglesia, debe cultivarse y servir de inspiración tanto en nuestros trabajos académicos como universidades.

La fe en Dios, además de dar sentido a la vida, inspira y estimula un conocimiento tal vez más profundo y crítico de todo proceso cultural verdaderamente humano.

En la “Síntesis del pensamiento social cristiano”, una obra muy poco conocida, la familia figura como una realidad fundamental, es llamada la célula vital de la sociedad, y a ella, se dedica un espacio muy notable.

Amoris laetitia resumen, la alegría del amor, la exhortación con la que Papa Francisco cierra el recorrido de dos Sínodos dedicados solo a un tema: la familia.

Amoris laetitia resumen Es la primera vez que se dedica a un mismo tema dos sínodos, y esta exhortación apostólica es el resultado de haber escuchado al pueblo de Dios. De hecho, se realizaron dos grandes encuestas sobre los desafíos, vocación y misión de la familia, basados en ello, se desarrolló esta exhortación.

La Amoris laetitia resumen llama mucho la atención por su gran amplitud, pero también por su divina articulación. Está subdividida en nueve (09) capítulos y en más de 300 párrafos.

Este extenso documento, Amoris laetitia resumen pretende ser una invitación para que se aprecien y estimen los valores que estructuran y modelan de forma similar la vida matrimonial y familiar.

Tiene su origen y fundamento el amor trinitario de Dios, es decir, el paradigma de entrega y donación para toda la humanidad y que muestra con claridad el significado del compromiso, la fidelidad, la paciencia, así como también, busca ser el aliento que alimenta e impulse a todos los cristianos a ser signo de misericordia y armonía.

¿Qué pretende el papa con el Amoris laetitia resumen? El deseo de la familia permanece vivo y siempre estará porque está escrito en el corazón humano y cuando se pregunta ¿cuál es la institución más valorada? Sin duda, la familia es la respuesta.

¿Por qué dos sínodos? Según el Obispo Mario Iceta, en una reunión que sostuvieron con el papa, este les expresó que “en medio de sus oraciones pudo intuir que Dios le pedía mostrar que dice hoy Jesucristo en el Evangelio, al hombre contemporáneo y a la familia.

El Papa expresa que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones del magisterio”, por lo que, para ciertos asuntos “en cada país o región tiene el deber de buscar soluciones más armónicas, que estén atentas a la tradiciones de los pueblos y a los desafíos locales.

Este principio resulta sumamente importante, incluso, desde la perspectiva planteada y el modo particular de comprender los problemas que más allá de una cuestión dogmática súper definida por el Magisterio de la Iglesia, no puede ser “globalizado”.

Amoris laetitia resumen, Una palabra nueva que reconoce que los retos que afronta una familia en estos tiempos actuales. Muchas cosas han cambiado, y aunque la palabra sea la misma, el enfoque es distinto. En este nuevo caminar, también debe haber un enfoque nuevo.

Sin duda, esta exhortación estimulante y luminosa nos brindará nuevas perspectivas y muy grandes, y ayudará, a renovar la unión familiar.

Esto supondría entonces una primera etapa para formar a los representantes de Dios en la tierra y que estos puedan a su vez, transmitir este nuevo mensaje. Estudiar ¿de qué manera se dará el mensaje? ¿cuál será la recepción de sus creyentes? ¿cómo acompañar a los matrimonios antes y después?

Hay que reconocer que esta exhortación ha sido uno de los más debatidos, de hecho, muchos afirman, que nunca antes se había visto nada igual, pero es realmente muy importante.

El Arzobispo Mons. Samuel J. Aquila (Denver), destacó la importancia de la exhortación del Papa Francisco Amoris laetitia resumen es sumamente acertada y relevante para nuestra vida moderna, pues los temas principales que desarrolla con gran profundidad son: el matrimonio y la familia.

Nos invita, por supuesto, a tomarnos el tiempo para leerle, estudiarla y reflexionar sobre cada punto mencionado. Esta exhortación está tan bien pensada que no solo está dirigida a la comunidad religiosa, sino también, a la persona común.

¿Cuál es su importancia?

El Papa Francisco le ofrece a la Iglesia una guía con nuevas luces, que nos invita además a reflexionar profundamente sobre las relaciones, sentimientos, la importancia de una buena preparación para el matrimonio, los desafíos  los que nos vemos enfrentados en este mundo moderno.

¿Qué novedad trae la exhortación Amoris laetitia?

La novedad que trae consigo esta Amoris laetitia resume es la “actitud de acompañamiento”. El Papa Francisco, al igual que muchos de sus antecesores, reconoce los diversos retos a los que se ve enfrentada la vida familiar moderna, por lo que hace gran énfasis en la necesidad que existe en un acercamiento e involucramiento de la Iglesia y sus ministros con sus comunidades.

También, destaca la importancia de este acompañamiento, como una manera de estar mucho más cerca de las personas sin importar la situación que puedan estar atravesando o si se encuentren alejados de Dios o se sientan ex comulgados de la Iglesia, el acompañamiento y disposición para servir debe ser el mismo.

Amoris laetitia resumen no es un texto aislado de la sociedad actual, al contrario, expresa de manera clara, las distintas situaciones y retos a los que nos vemos enfrentados todos como “Pueblo de Dios” en nuestra cotidianidad.

Este documento también nos recuerda la belleza de la vida familiar, a pesar de todos los problemas, retos y crisis que debamos enfrentar a lo largo de ella.

El Papa Francisco expresa que “formar una familia” es una manera de decir “quiero ser parte del sueño de Dios”, y de unirse a él en la construcción de un mundo mejor, en donde todos nos sintamos pertenecientes a una gran familia y “nadie se sienta solo”.

A pesar de ser un documento “especial” dirigido para obispos y religiosos, el Papa Francisco expresó que puede ser de interés para los esposos también, por lo que debemos tomarnos el tiempo de leerlo en toda su extensión y tomar lo que consideremos que puede ayudarnos en nuestra vida.

Capítulo primero: “A la luz de la Palabra”

Amoris laetitia resumen el Papa nos muestra a la familia no como un ideal, sino más bien, como una creación, que se manifiesta desde la ternura, pero al mismo tiempo se ve confrontada con el pecado desde su origen, es decir, desde que la relación se transforma en un “dominio”.

El Santo Padre, pretende tres cosas: Profundizar, orientar, ofrecer.

Profundizar: Una palabra importante. El Papa se sitúa en el surco de la palabra de Dios, de la tradición y el magisterio. A partir de ese surco, él, como sucesor de Pedro vuelve a tomar el arado y profundiza en ese surco, para poder entonces encontrar nuevas luces, ensanchar el terreno y descubrir nuevos elementos que nos ayuden a profundizar con libertad cuestiones doctrinales, morales, espirituales y pastorales.

Orientar: A la reflexión y el diálogo, pero sobre todo, la praxis pastoral.

Ofrecer: Aliento, estímulo y ayudar a las familias, caminar con ellas. Apoyarlas, sostenerlas y buscar nuevos horizontes, nuevas luces.

En los sínodos, la metodología clásica era: ver, juzgar y actuar, que tiene sus luces, pero también grandes límites, por lo que el papa decidió cambiar completamente esta metodología, colocando un primer capítulo que es: La palabra de Dios.

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¿Qué nos dice el Santo Padre al aplicar ésta nueva metodología?

Que el Matrimonio, el amor humano y la familia, es ante todo, diseño y don de Dios. Es un Don, que Dios nos ofrece y nos muestra en el Salmo 128: 1-4

El Salmo es para el papa como un pórtico, a partir de allí da una mirada a la realidad y a los desafíos que se presentan en las familias. También, habla de un profundo cambio antropológico y del desafío cultural. Ya lo dijo el Evangelio Gaudium “el gran desafío de la familia es un desafío cultural”.

Capítulo segundo: “La realidad y los desafíos de la familia”

La intención de las instituciones cristianas es Generar Cultura, una cultura de amor, el amor humano y la verdad de ese amor.

Cultura no es vivir del pasado. Tenemos iglesias, catedrales, pero Hoy ¿Quién genera cultura? ¿Quién cultiva de modo cristiano hoy? Vivimos una cultura refractaria, limitada, impermeable en algunos aspectos de la relación cristiana y la antropología hombre-mujer.

Dentro de ese camino antropológico el Papa señala lo que el llama el individualismo exasperado. Vivimos en una cultura que es marcadamente individualista, en donde el ser humano se le hace fácil perder esa dimensión comunional.

La diferencia entre ser Individuo y Persona, es que el individuo es “aquel o que está encerrado en sí mismo”, mientras que persona, es aquel que institutivamente está “vuelto hacia el otro”.

Amoris laetitia resumen: Habla también de una cultura de lo provisorio. Antes, había un lugar donde se casaba, un lugar donde tenía estabilidad en el trabajo y vivía toda su vida.

Hoy en día, las personas nacen en un sitio, estudian en otro, trabaja en sitios diversos, por lo que es más bien una cultura de un re cambio continuo, el cual, muchas veces, dificulta el asumir un compromiso estable (para siempre).

Comprometer nuestra vida con otra persona para siempre, decidir ser religioso para siempre, el “para siempre” se hace sumamente dificultoso con esta cultura en la que vivimos actualmente.

El Papa Francisco afirma que es sumamente importante y necesario prestar la debida atención a la realidad concreta que están viviendo las familias hoy en día, ya que son motivos por los que muchos creyentes se han alejado del camino de Dios o se ha visto duramente debilitada su fe.

Tantas exigencias y consumismo acallan las voces del llamado del Espíritu, por lo que hace un llamado a la Iglesia para que acompañe y guíe su pueblo, participe activamente de él para que comprenda más profunda y en carne viva los desafíos a los que se enfrenta, y puedan ofrecer una mejor comprensión y acompañamiento tanto a matrimonios como a las familias.

La idea de lo que creemos que es el matrimonio ha llevado a muchos al divorcio, porque no existe una conciencia clara. No hay un mensaje (hasta ahora) que nos mostrase el matrimonio tal y como es, con sus altos y bajos.

El matrimonio es “un camino dinámico de crecimiento y realización”. No debemos caer en el error de pensar que las familias se sostienen única y exclusivamente por lineamientos morales o doctrinales, por lo que el Papa insiste es que es necesario crear espacios donde los fieles puedan formarse y entender a que se van a enfrentar, y más importante aún, como lo pueden afrontar de la mejor manera.

El Maestro Jesús ciertamente proponía un ideal exigente pero nunca hacía a un lado la compasión por personas que le necesitasen como por ejemplo,  la mujer adúltera, aprendamos de su ejemplo.

Capítulo tercero: “La mirada puesta en Jesús: la vocación de la familia”

El tema de la afectividad, el Papa dice tres palabras de ella:

Una afectividad a la cual un día se da mucha importancia, pero que hace treinta años no eran tan importantes. Ahora, muchos de esos casos pueden ser narcisistas, es decir, no están pensados en cómo hacerte a ti feliz, sino en ¿cómo puedo ser feliz, tener placer o bienestar Yo?

Inestable y cambiante: Una bipolaridad bastante marcada y cambiante constantemente. Un día, me siento bien y al otro mal. Un momento estamos eufóricos, y al siguiente, estamos en crisis.

Estos cambios, sin razón aparente muchas veces, es lo que define el famoso escritor, polaco y judío Zygmunt Bauman como “amor romántico. También nos habla de las sociedades líquidas y el amor líquido, que no es más que eso que conocemos como “amor romántico”.

Este amor romántico,  es un amor puramente sentimental, puramente emotivo, lo que hace imposible construir una narrativa de vida, porque se queda solo en la emotividad.

“Salud reproductiva” entonces es un término mal empleado, porque ¿quién se reproduce? ¡Los animales! Los seres humanos procrean.

Debilitamiento de la Fe: La Fe es algo que no se transmite en las familias. Es bastante bajo el porcentaje de niños bautizados hoy en día. Y los matrimonios, también se han visto reducidos en gran medida.

Una debilidad de las familias: “Nadie puede pensar, que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario, perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios, el desarrollo ético de las ciudades y los pueblos”… Dice el papa.

Y continúa. Es contundente, que “solo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad”.

Amoris laetitia resumen: Las uniones de hecho, o entre personas del mismo sexo, no pueden equipararse al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida, nos asegura el futuro de la sociedad”.

Como vemos, el papa es muy contundente es muchas afirmaciones, como también es contundente en las famosas “teorías de gender”.

Resulta alarmante que ideologías como la de este tipo pretendan ganar terreno y prevalecer como un pensamiento único y válido y que determine hasta el ¿cómo debe ser la educación de los niños?

Luego de haber estudiado y analizado estos desafíos, el papa nos plantea otra pregunta ¿dónde podemos hallar entonces esas luces, esa orientación? La respuesta: miremos a Jesús.

Por lo tanto, aunque es un hecho que la doctrina debe expresarse de manera clara, también, el Papa nos dice que debemos que evitar los juicios, principalmente los que pasan por alto o no consideran la complejidad de las diversas situaciones, humillaciones y burlas a las que están expuestas y son víctimas estas personas por su “condición”.

Capítulo cuarto: “El amor en el matrimonio”

El capítulo cuarto Amoris laetitia resumen es uno de los más hermosos, pues habla sobre el amor y la vida en el matrimonio, el cual, podemos ver ilustrado perfectamente en el “himno al amor” de san Pablo en 1 Cor 13,4-7 que nos dice:

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Como complemento de esto el Papa expresa de manera contundente que: “en la naturaleza misma del amor conyugal está la apertura a lo definitivo”, propiamente al interior de esa “combinación de alegrías y de fatigas, de tensiones y de reposo, de sufrimientos y de liberación, de satisfacciones y de búsquedas, de fastidios y de placeres” es, precisamente, el matrimonio.

“El Matrimonio es un Don del Señor”. Es un don que Dios nos ha dado, por tanto, no es un constructo humano, no es un constructo cultural. Ante todo es un Diseño de Dios.

El Papa, en un Congreso dijo: “El hombre solo no es imagen plena y semejanza de Dios. La mujer sola, no es imagen plena y semejanza de Dios. Es la relación hombre y mujer lo que es imagen y semejanza de Dios, por eso hombre y mujer fueron creados por Dios y los bendijo, por tanto, esa alteridad es constitutiva y es imagen de la alteridad de Dios, que es UNIDAD. Dios es uno, pero es trinidad, es trino, comunión de personas, está plasmado en la realidad humana”.

“La realidad marcada por el pecado”: Empieza la violencia, el pecado de Adán y Eva, la violencia entre Caín y Abel, el homicidio, las disputas, la monogamia, la poligamia, la dureza de corazón, el adulterio, entre otros.

“La novedad en Cristo”: Cristo renueva todo, y hace que aparezca un nuevo signo de alianza entre el hombre y la mujer. Este es el signo de Cristo y la Iglesia, el misterio pascual, que renueva la creación. Renueva, el amor humano del hombre y la mujer.

Es importante recordar estas líneas expresadas por Juan Pablo segundo:

“El sacramento del Matrimonio, ¿cuál es su finalidad? Es un don para dos cosas: la primera, la santificación de los esposos, es decir la gracia que recibe el cónyuge a través del otro cónyuge.

El cónyuge ejerce un papel sacerdotal respecto al otro cónyuge, y además, para la salvación de los esposos, el cónyuge actúa la salvación de su esposo o esposa. Actualiza la salvación. Ahí se realiza la salvación, en ese don recíproco como el matrimonio, que es respuesta, una vocación”.

Cuando hablamos de “vocación” no nos referimos únicamente a la vocación sacerdotal o religiosa, sino a la respuesta al llamado de Dios, es decir la vocación es la forma en la que yo respondo a la llamada del Señor.

El amor en el matrimonio: La dimensión unitiva y procreativa.

Respecto a la dimensión unitiva del amor, San Pablo relata todo sobre el amor. Hace referencia a que el amor es paciente, servicial, no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no busca su propio interés… Y el Papa hace una exégesis de cada elemento del amor y resalta treinta (30) puntos importantísimos, los cuales, serán explicados a detalle más adelante.

Existen muchos tipos de amor, el amor paterno-filial, el amor de fraternidad, el amor de amistad, el amor cortés, el amor romántico y el amor conyugal. El amor conyugal es el amor que une a los esposos y es santificado, iluminado y enriquecido, por la gracia del sacramento del matrimonio.

El Matrimonio es una unión afectiva y espiritual, que nos lleva a preguntarnos y reflexionar sobre ¿qué vengo a ofrecer? Y que toma la ternura de la amistad, en donde aparecen claramente los rasgos humanos, porque es un amor encarnado, amamos con el cuerpo y con el alma; La pasión erótica es capaz de subsistir aun cuando los sentimientos y la pasión se debilitan.

Amoris laetitia resumen. Algo que dice el Papa y nos parece importante destacar: “No podemos pretender tener los mismos sentimientos toda una vida”. Que gran error de la gente joven que piensa que los sentimientos son siempre los mismos, y cuando cambian, piensan que han dejado de querer.

Este capítulo no comparte la idea del matrimonio en sus “nuevas formas de afectividad”, es decir, pansexualización, liberación sexual, por poner algunos ejemplos, desde décadas atrás, entre otras.

También, hacen una “crítica” a la nueva manera de concebir las pasiones e impulsos sexuales de los jóvenes, e incluso adultos, que no parecen ir más allá de un acto puramente biológico, en donde el placer es el objetivo, y no lo el amor verdadero, el compromiso y la entrega a Dios.

Los sentimientos cambian durante la vida, evolucionan. No son los mismos cuando uno es “novio”, que cuando ya se está casado. Cuando se tiene un año, cinco años, diez años, treinta años o más de casados nuestros sentimientos evolucionan.

Es normal no sentir lo mismo siempre, como mencionamos, los sentimientos evolucionan, más sin embargo, lo que si podemos tener un proyecto de vida en común, comprometernos de corazón a vivir unidos y amarnos “hasta que la muerte nos separe”. Dicho de otra manera,  vivir siempre en intimidad.

El amor que nos une y prometemos supera siempre la emoción, todo sentimiento o estado de ánimo. Es un querer más hondo, una decisión del corazón.

Dice el papa: “En la historia de un matrimonio, no solo los sentimientos cambian, el cuerpo también cambia, pero esto no es razón para que la atracción amorosa se debilite”. Alguien se enamora de una persona entera, con identidad propia, no solo de un cuerpo. Ese cuerpo, no deja nunca de expresar de alguna manera esa identidad propia que ha cautivado el corazón.

Cuando otras personas no sean capaces de reconocer la belleza en el ser amado porque esta haya envejecido, el cónyuge, aun enamorado seguirá siendo capaz de percibirla, ¿con qué? Con el instinto del amor. El cariño jamás  desaparece, y expresa esa elección diaria en una cercanía fiel y cargada de ternura.

El papa tiene una definición de ternura muy bella: “Ternura es inclinarse ante la debilidad del otro, abrazar esa debilidad y restituirla”.

El Papa, en la búsqueda de que los novios no sientan temor al compromiso les dice: “El sentido del consentimiento muestra que libertad y fidelidad no se oponen, más bien se sostienen mutuamente, tanto en las relaciones interpersonales, como en las sociales” (AL, 214).

Una de las mayores reflexiones que podemos sacar de esto es que el Papa nos indica de una manera muy hermosa que la intención del matrimonio (a lo largo de nuestra vida) y con toda la “transformación del amor” que esta conlleva, es esa invitación, o mejor dicho, esa necesidad de volver a elegirnos a pesar de las dificultades.

Capítulo quinto: “El amor que se vuelve fecundo”

Amoris laetitia resumen: Cada niño, está en el corazón de Dios y desde el momento que es concebido se cumple el sueño divino del creador. Pensemos por un instante ¿cuánto vale esa niño o niña desde el momento en que es concebido? Debemos entonces mirarlo con ojos de amor, ese amor del padre, que ve más allá de la apariencia.

El Papa habla de cuatro actitudes que debemos tener ante esta situación:

Primero, una distinción entre saber y conocer. Con los avances de la ciencia hoy se puede saber qué color de cabello tendrá el niño, que enfermedades podrá sufrir en el futuro, entre otras, pero solo el padre que lo creó lo conoce en plenitud.

Solo el padre conoce lo más valioso y lo más importante, pues él conoce a ese niño, cuál es su identidad más óptima. Para Dios, tiene un nombre y ese nombre nos hace reconocidos por él.

  1. La madre que lo lleva en su seno debe pedir luces a Dios para poder conocer en profundidad a su propio hijo.
  2. Esperarlo tal cual es: Es importante que ese niño se sienta esperado.
  3. El amor de los padres es instrumento del amor del padre Dios: La Madre y el Padre son ministros de Dios con respecto a la vida y lo acepta sin condiciones.
  4. Lo acoge gratuitamente.

Entonces, resumiendo, un niño debe ser: Conocido, esperado aceptado y acogido. Esto de la vida es algo infinito.

Capítulo sexto: “Algunas perspectivas pastorales”

El Papa señala que “a los ministros ordenados les suele faltar formación adecuada para tratar los complejos problemas actuales de las familias”. Aunque si bien es cierto que es justa y necesaria una mejorar en la formación psico-afectiva de los seminaristas, también, involucrar más a las familias en la formación al ministerio.

Por otro lado, señala que “puede ser útil (…) también la experiencia de la larga tradición oriental de los sacerdotes casados”.

El papa desarrolla varias ideas en este capítulo, el cual, por supuesto, está enfocado a los pastores, instituciones, obispos, curas, frailes, entre otros.

Conversión Misionera: Iglesia en salida, la parroquia (lo que ofrece todo a todos). La parroquia es la inmediatez del pueblo de Dios. Es donde vive el pueblo de Dios y todos los dones de la salvación.

Formación: De los presbíteros, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, agente pastoral, entre otros. Y habla de tres etapas de la preparación.

Etapa Remota: Etapa de la iniciación cristiana. Este es uno de los mayores retos que se tiene hoy en día. “No somos capaces de generar cristianos y cristianas”.

Benedicto XVI nos enseña: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da u nuevo horizonte a la vida, y con ello, una orientación decisiva”.

Una persona puede hacer una sagrada escritura sin ser creyente. Si se es experto en Arameo, o si se es experto en lenguas semíticas, por ejemplo. Uno no se hace cristiano por saber de… sino por el encuentro personal con Cristo que nos cambia la vida.

Entonces, en nuestra iniciación cristiana, sería válido preguntarnos ¿están realmente las personas encontrándose con Cristo? ¿Este les ha cambiado radicalmente su vida, o es un barniz?

Y “esta es la preparación remota del Matrimonio” (dice el papa). Si no hay un terreno, entonces no puede crecer el árbol que es el matrimonio cristiano.

Procreación próxima: Es la etapa del noviazgo. Esa etapa que puede comprender unos cinco o siete años de preparación, aunque esto dependerá de cada pareja.

Lamentablemente, las parejas, en vez de tomarse este tiempo para prepararse realmente para el matrimonio en su mayoría hacen un curso de máximo diez (10) horas, ¿es suficiente este tiempo para toda una vida de paternidad y maternidad? La respuesta es ¡No! Esa es una preparación corta, una herramienta para lo inmediato.

Este es entonces otro gran desafío ¿cómo preparamos para la vida matrimonial?

Consentimiento: En ocasiones, los novios no perciben el peso teológico y espiritual el consentimiento. Se le da mayor importancia a la fiesta, el vestido, la comida, el vestido, las flores, entre otras cosas, que no son importantes realmente, o al menos no, desde ese punto de vista espiritual.

Ese “Si, quiero”, que te ha cambiado la vida, ese “Si, quiero” que es lo realmente importante, queda en un segundo plano, y en ocasiones, es hasta pasado por alto. Cabe destacar, que estas palabras no aplican al presente, sino que constituyen el futuro.

Uno de los aspectos que nos parece más importante del Amoris laetitia resumen es el Acompañamiento en los primeros años de vida matrimonial: Con esto el papa se refiere a iluminar las crisis, angustias y dificultades.

Crisis Comunes: Ocurren en todos los matrimonios, como las crisis de los comienzos, donde hay que aprender a  compatibilizar las diferencias, por ejemplo, vamos a comer, yo de pescado, yo de carne.

La crisis de desprenderse de los padres, tenemos que adaptarnos a nuestra nueva vida; La crisis de la llegada de un hijo, que llega para cambiarnos la vida y nos trae nuevos desafíos.

La crisis de la crianza, que cambia los hábitos al matrimonio ¿quién se despierta cuando el bebé llora? ¿quién cambia los pañales? ¿quién le da el biberón? ¿quién deja de trabajar para dedicarse a él y velar por sus necesidades?

La crisis de la adolescencia, ¿a qué hora se llega por la noche? ¿hay que reportarse a qué hora en el móvil? ¿dónde va a estudiar?; La crisis del nido vacío, cuando ya están grandes los hijos y emprenden su propio vuelo y toca nuevamente estar solos en casa.

Crisis Personales: Cuando aparecen dificultades económicas, por ejemplo, quedarnos sin empleo; una enfermedad.

Crisis de Fragilidad: Propia del ser humano y del cumplimiento de expectativas. Salmo 237: “Se ha vuelto frecuente que cuando no se recibe lo que desea o no se cumple lo que soñaba, eso parece ser suficiente para dar fin a un Matrimonio”. Y viene el “Yo no sabía que esto era así, mejor lo dejamos”.

Las crisis llegan también cuando alguno de sus miembros no ha madurado, incluso en personas de cuarenta años, que en vez de haber madurado en su adolescencia, continúa exigiendo, tal y como lo haría un niño. En donde vive en una realidad distorsionada, se vive del capricho, todo gira en torno al Yo. Un amor insaciable, que irrita o llora cuando no obtiene lo que desea.

Otras veces, se ama con un amor adolescente, fijado en la crítica, el hábito de culpabilidad para los otros. Este es un amor que se vive desde la fantasía, es por ello, que antes de tomar decisiones importantes, conviene asegurarse de que cada uno haya hecho ese camino de curación de la propia historia.

Hoy en día, se tienen muchísimas heridas afectivas que no han sanado, porque de no ser así solo debilitan el matrimonio con el paso del tiempo.

¿Qué ocurre entonces con los divorciados que no se han vuelto a casar?

Cuando las crisis se detectan con premura (a tiempo) y se acompañan estas pueden ser superadas en un ochenta por ciento (80%) al menos. Existen múltiples herramientas para ello, pero ese sería un tema que pudiese tratarse en otro artículo.

Una de las grandes novedades de esta exhortación es el señalamiento del papa sobre la importancia del acompañamiento luego de la ruptura. Expresa, que es necesario acompañar todas las situaciones, tanto las previas al matrimonio como las posteriores a ella.

Es aquí donde el papa habla de los divorciados de la Eucaristía. Capítulo 242: “Hay que alentar a las personas divorciadas que no se han vuelto a casar a encontrar en la eucaristía el alimento que la sostenga en su estado”.

Capítulo 243: “Las personas que se han vuelto a casar (y han estado divorciadas) y que viven en una nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte importante de la Iglesia, no están excomulgadas y no son tratadas como tales, porque siempre integran la comunión eclesiástica”.

También se tocan las situaciones actuales de los matrimonios “mixtos” y de aquellos con “disparidad de culto”, pero una de los aspectos que más destacan en este capítulo es el tema (antes tabú) de las familias con hijos homosexuales, por ejemplo.

Lo más admirable no es el hecho de la aceptación o no aceptación de estos, sino la petición de ser tratados con el respeto que merecen, el derecho de ser rechaza toda discriminación hacia su persona y toda forma de agresión o violencia hacia ellos. En este sentido, representa una gran evolución y asoma, lo que pudiese ser una nueva perspectiva.

Capítulo séptimo: “Reforzar la educación de los hijos”

Una reflexión profunda del Amoris laetitia resumen que todos los padres deberíamos realizarnos trata acerca de esto: El papa pregunta ¿dónde están los hijos? No es donde están físicamente, sino donde están existencialmente ellos. Como padres, en ocasiones, cometemos el error de obsesionarnos con saber a cada instante ¿dónde están nuestros hijos?

Chequeamos el celular, los rastreamos con el GPS, esperamos que no nos mientan, pero no nos ponemos a pensar ¿dónde están existencialmente nuestros hijos? ¿Dónde están en su recorrido como personas? Pero como vas a saberlo si nunca les has preguntado realmente ¿dónde están y cómo están? En otras palabras, que puedan sentirse comprendidos, aceptados y valorados.

Los párrafos anteriores son particularmente significativos, tanto así, que el mismo Papa Francisco afirma que “la obsesión no es educativa, y no se puede tener un control de todas las situaciones por las que podría llegar a pasar un hijo (…)

Si un padre está obsesionado por saber dónde está su hijo a cada instante, controlar hasta el más mínimo movimiento, lo único que conseguirá será alejar al hijo, contrario a lo que muchos padres creen poder tener “control absoluto” de ellos.

Esta actitud hostigante, no educa, mucho menos los prepara o le brinda herramientas para los desafíos de la vida, por el contrario, los trasnformará en personas sumisas, dependientes y en muchos casos víctimas de violencia ¿es esto lo que queremos para ellos?

Lo que más debe interesarnos como padres es ser ejemplo de amor, de comprensión y acompañamiento, como lo fue el Maestro Jesús para sus discípulos y creyentes. Generar hijos con valores cristianos, amorosos, independientes, capaces de tomar sus propias decisiones. Hijos maduros y libres, que gocen de auténtica autonomía.

Cosas que hay que educar (según el papa): Hay que educar la libertad, pero aunque suene muy bonito es contra cultural, pues entendemos la libertad como un absoluto, pero hoy, entendemos la libertad como una “voluntad absoluta de hacer lo que quiero”, por tanto, es ineducable.

Entonces el Papa dirá, “La libertad es limitada y condicionada”. San Pablo dice: “Cristo ha venido para liberar nuestra libertad”; La libertad y la fidelidad no son incompatibles. La fidelidad es lo que hace que la libertad sea adherida siempre al bien, este es su fin.

Sin embargo, es curioso, que hoy en día, la fidelidad, nos hace creer que nos lleva a “perder nuestra libertad”, veámoslo con un ejemplo ¿qué es la despedida de soltero? El último día que “serás libre”. En cabio, el papa nos dice: “La fidelidad, estabiliza, impulsa y hace crecer la libertad”.

Hay que educar a los jóvenes para saber elegir bien, esto es algo que se aprende. Entonces, ¿cómo se puede “educar la libertad”? ¡Educando las virtudes! Es por ello que siempre se habla de educar con valores.

Hagamos una pausa, y vamos a diferenciar valor de virtudes. Valor, es una realidad intelectiva. Ejemplo, el valor de la laboriosidad, pero a mí me gusta estar todo el día acostado, entonces, no tengo la Virtud de la laboriosidad.

El papa señala: “Educar la voluntad es desarrollar los hábitos buenos e inclinaciones afectivas a favor del bien”. Educar los afectos, tener el gusto por el bien.

Veamos este ejemplo: El caso de una persona que está alcoholizada. Intelectualmente, sabe que el alcohol le hace mucho daño, que lo hace ponerse violento y perder el control, que su hígado está dañado, todo esto de más decírselo porque lo sabe perfectamente, pero ¿por qué lo hace? Porque su afecto está apegado al alcohol.

Decían los clásicos, que Virtud es la “capacidad de obrar pronta, fácil y deleitablemente”. Si por ejemplo, una persona requiere nuestra ayuda, se la damos sin pensarlo mucho, sin cuestionar si será genuina o no su necesidad, simplemente ofrecemos lo que tenemos, sin pensar luego ¿habrá sido mucho o muy poco? Es simplemente dar de manera generosa si cuestionamiento alguno, esto, es ser Virtuoso.

El Amoris laetitia resumen señala la importancia de educar a nuestros jóvenes con virtudes. Educar también es “espera”, es decir, en cada aspecto de su vida, hacerles entender que todo tiene un tiempo.

Los jóvenes hoy en día quieren todo para ya, saltarse etapas y ser grandes de una vez, pero sin tener la madurez suficiente para ello. Enseñarles a socializar. Educar en el consumo (somos una sociedad, sumamente consumista, tanto así, que no entendemos otra manera de vivir).

Educar en nuevas tecnologías. Las tecnologías hay que usarlas, si, pero hay que saber hacerlo. Hay que educar a los hijos para que sepan que durante la mesa no hay televisión o teléfonos, pues este es un momento sagrado para compartir en familia.

Educar a la comunidad cristiana. La educación sexual es fundamental, sobre todo en estos tiempos, en donde nuestros jóvenes son unos completos analfabetos afectivos en el tema de la sexualidad. No son capaces de integrar los dinamismos afectivos corporales para entregar la vida y para recibir al otro.

Lo que integra los sentimientos afectivos es la virtud de la castidad, un tema que hoy en día causa mucha risa. Integrar los dinamismos, los impulsos sexuales, los afectos, los deseos para poder donarme como persona y recibirte como persona, eso se llama castidad.

Es lo que nos ayuda a amar de modo humano, nos ayuda a amar de un modo libre, no de un modo condicionado o esclavizado; Es muy notable y admirable la sección dedicada a la educación sexual, y además titulada: “Si a la educación sexual”.

Felicita a las instituciones educativas que han decidido asumir el gran reto de educar en el sexo, en una época en la que la sexualidad pierde valor real y es obtenida cada vez más fácil, sin restriciiones o ningún tipo de responsabilidad. Educar al amor, para una auténtica, responsable y recíproca entrega de los amantes.

También, se le da valor a la expresión “sexo seguro”, haciendo hincapié, en que se transmite “una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse. Así se promueve la agresividad narcisista en lugar de la acogida”.

En palabras más sencillas, se empieza a ver el sexo como algo más natural y no un tema tabú como ha sido visto anteriormente. Por supuesto, apuesta a la práctica de manera responsable y desde una educación orientada y dirigida por los propios padres, pero también, por la Iglesia.

Capítulo octavo: “Acompañar, discernir e integrar la fragilidad”

“Acompañar, discernir e integrar” tres aspectos sumamente fundamentales para afrontar situaciones de fragilidad, irregulares o complejas. Esto nos lleva a preguntarnos, discernimiento ¿para qué? Para conocer ¿cómo estoy ante la voluntad de Dios? ¿Dios cómo me ve? ¿cuál es mi verdad ante él?

En este capítulo el camino es la palabra, el camino es una persona, y esa persona es Cristo. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, por tanto, las cosas adquieren su luz y su verdad en su justa medida de Cristo, pero ¿cómo hago este discernimiento?

Acompañamiento: Todas las situaciones, deben ser acompañadas, pero ¿quién debe generar este acompañamiento? ¿qué pedagogía y metodología? ¡No la tenemos! ¿qué preparación? ¡No la tenemos! Entonces, llega un gran desafío y enorme ¿cómo acompañamos? ¿bajo qué métodos? ¿con cuál preparación?

El papa habla de la ley de la gradualidad, es decir, que este proceso de acompañamiento no es de un día para el otro, es un proceso de años, que requiere saber madurar.

Este octavo capítulo debe ser tratado con suma delicadeza, entenderlo, es tener presente que “a menudo, la tarea de la Iglesia asemeja a la de un hospital de campaña”, es decir, las Iglesias deben ayudarnos a entendernos mejor y ayudar a sanar nuestras heridas espirituales y emocionales a través del amor de Dios y la oración.

También, nos muestra qué es el matrimonio cristiano y agrega que “otras formas de unión contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de modo parcial y análogo”.

En correlación al “discernimiento” acerca de ciertas situaciones “irregulares” el Papa observa con gran preocupación la cantidad de juicios a la que viven y sufren personas con tendencias u orientaciones homosexuales.

Y nos invita a prestar mayor atención a los juicios que hacemos “sin querer” porque no sabemos cuál puede ser la magnitud de estas. Nos invita también, a no juzgarlos, maltratarlos, humillarlos o señalarnos de alguna manera. A tratarlos con el respeto que merecen porque aunque estén errados, no es una decisión por elección.

¿No sería mejor y más humano tratar de que todos se sientan integrados? Acompañarles y orientarles para que desde su creencia o condición puedan encontrar un mejor camino y sentirse libres, sin miedos y amar como todos los demás.

¿No sería más cristiano no aceptarlos tal y como son de manera misericordiosa? Y más bien, tratarlos con tanto amor que se sientan parte de la comunidad eclesial. ¿Dónde queda nuestra misericordia “inmerecida, incondicional y gratuita” que nos enseñó Jesús?

Reflexionemos: Si fuese nuestro hijo o hija, o algún familiar que le tengamos cariño, ¿nos gustaría que fuese víctima de burlas y humillaciones por su condición?

Integración: Proveer la participación, pero ¿en qué? En la vida de la comunidad. El papa, en este sentido, nos dice que debemos encontrar cada uno la manera de participar. No hay estándares, no cabe esperar.

No es necesario esperar una nueva normativa canónica, simplemente, sigue la que es, y lo expresa en el capítulo 300: “Acompañamiento por parte de los presbíteros, según las enseñanzas de la Iglesia y las orientaciones de los obispos”; Ver que normas para discernir, ante Dios, ¿cuál es mi verdad?

Y dos lógicas: la lógica de la misericordia y la lógica de la caridad. Una oración hermosa descrita en el tiempo ordinario dice así: Cuando se habla de la omnipotencia de Dios y dice: “Oh, Dios, que has manifestado tu poder, de modo particular, en el perdón y la misericordia”.

Esa es la verdadera omnipotencia de Dios, el perdón y la misericordia que recrea la persona, la fe nueva.

El Papa, realiza una afirmación sumamente importante para que comprendamos mejor lo que representa y el significado de orientación y sentido de Amoris laetitia resumen:

Este nos expresa que si tenemos presente las situaciones a las que están expuestas las familias de manera clara, entonces como religiosos, obispos, guías y voz de Dios e la tierra no deberíamos esperar a un sínodo o la publicación de una exhortación apostólica para acompañar y orientar a nuestros creyentes en estos desafíos cotidianos a los que también nosotros nos enfrentamos.

Y destaca que esta nueva perspectiva personal y pastoral aunque quizás no tiene el mismo grado de relevancia que un dogma de fe, igual debe ser puesta en práctica, ya que forma parte de la responsabilidad adquirida como representantes de Dios y señala que “las consecuencias o efectos de una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas”.

El Papa desarrolla de un modo bastante profundo cuáles deben ser las características del camino que se traza en el documento Amoris laetitia resumen para entonces lograr un verdadero y genuino acompañamiento y un diálogo sincero y cercano entre fieles y pastores.

Esto invita a la Iglesia a una reflexión “sobre los condicionamientos y circunstancias atenuantes”. Apoyándose en Santo Tomas de Aquino, se detiene para explicar detalladamente la relación entre “las normas y el discernimiento”, afirmando entonces que:

Aunque no deja de ser una realidad que las normas representan un recurso pensado para el bien de todos, no se deben descuidar esas situaciones particulares, pero tampoco, buscar abarcar cada una de ellas de manera profunda e individual.  Por ello, lo que es incluido como parte de un discernimiento práctico no puede ser considerado radicalmente como “norma”.

También nos dice: “Comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano. Hoy, más importante que una pastoral de los fracasos es el esfuerzo pastoral para consolidar los matrimonios y así prevenir las rupturas”.

No queda la menor duda de que el Papa quiere imprimir a la pastoral de la Iglesia un mensaje de unión y participación entre esta y sus creyentes, expresando:

El Papa invita a los creyentes a acercarse con absoluta confianza a sus pastores puesto que estos viven entregados del Señor y aunque no encuentren siempre una confirmación a sus creencias, sin duda, estos podrán darle perspectivas frescas, desde un enfoque distinto, pero que les ayudará a resolver o afrontar sus problemas de la mejor manera.

Los laicos y pastores reciben siempre luces por parte de nuestro Señor Dios, por lo que probablemente podrán comprender mejor que te aquieta y darte una respuesta amorosa, empática y que te aporte a ti también nuevas maneras de ver, entender y aceptar los desafíos de la vida.

Y continúa: En una invitación ahora a pastores y laicos a saber escuchar a su pueblo de manera amorosa y atenta, a practicar el respeto y brindarles esa guía y nuevas luces que su fiel requiera.

También, les invita a los representantes de Dios a comprender de manera misericordiosa los dramas que perturban el corazón de sus fieles, y a partir de una escucha y reflexión entonces ofrecer palabras tiernas, consoladoras y que les transmitan calma, que les permitan vivir mejor y reconocer su lugar en la Iglesia.

Ahora, sobre la “lógica de la misericordia pastoral” mencionada anteriormente en párrafos anteriores, el Papa Francisco afirma con contundencia:

“A veces nos cuesta mucho dar lugar en la pastoral al amor incondicional de Dios. Ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio”.

Capítulo noveno: “Espiritualidad conyugal y familiar”

Un capítulo dedicado enteramente a la espiritualidad conyugal y familiar, y nos expresa que estas están “hechas de miles de gestos reales y concretos” y que “los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida plena de su Resurrección”.

El capítulo 316 es sumamente importante, por lo que nos atreveremos a compartirlo: “La espiritualidad se encarna en la comunión familiar. Quienes tienen hondos deseos espirituales no deben sentir que la familia los aleja del crecimiento en la vida del espíritu, sino que es un camino que el señor utiliza para llevarles a la cumbre de la unión mística”.

Aquí va el tema entonces, el matrimonio brilla para llegar a la unión mística, no solo el camino de la contemplación, de las religiosas. No hay que conformarse con picotear el suelo, o rezar un padre nuestro, sino la espera de mi unión mística en mi vida ordinaria.

Esta una reflexión del papa (no aparece en los sínodos), el papa habla de “Desilusionarse del otro. “Hay un punto donde el amor de la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en un espacio de sana autonomía, cuando cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor. Nadie más puede pretender tomar posesión de la intimidad más personal y secreta del ser amado”

Si, suena contradictorio, pero vamos a explicarlo: No hay una realidad más clara que tu esposo o esposa no te pertenecen, solo Dios, puede ocupar el centro de esa vida. Quizás, nos entregamos completa y sinceramente a nuestro cónyuge pero nosotros somos un ser finito, por lo que no puedo abarcar la infinitud de mi cónyuge, porque solo Dios puede tener acceso a su centro, nosotros, no podemos llegar ahí.

Al mismo tiempo, el principio de realismo espiritual hace que el cónyuge ya no pretenda que el otro sacie completamente sus necesidades. Entonces, el cónyuge, no puede saciarnos plenamente porque es un ser limitado.

Es preciso, que el camino espiritual de cada uno le ayude a “desilusionarse” del otro, a dejar de esperar de esa persona, lo que solo Dios puede dar. El otro, no puede darnos eso, por mucho que nos quiera y que bien nos quiera. Esto exige un despojo interior, la santa indiferencia.

El espacio exclusivo de cada uno de los cónyuges, reserva su trato especial con Dios, permitiendo no sólo sanar las heridas de la convivencia, sino que además posibilita encontrar el amor de Dios, el sentido de la propia existencia.

Dios pasaba horas orando junto a su padre, esto lo hacía para sanar sus heridas. Por supuesto, como el Hijo de Dios no lo necesitaba, pero como hombre, sí. Allí sanaba todo aquello que no lograba comprender, la dureza de los apóstoles que no entendían, la dureza de los fariseos… entre otros.

Si esto lo hacía Dios encarnado como hombre, entonces, el cónyuge no puede intentar estar en un terreno que es solo de Dios. En el núcleo profundo del ser humano solo Dios es el esposo, sólo él, se desposa allí dentro, sólo él, puede entrar. Y es él, quien está a nuestro lado en los momentos de soledad absoluta.

Es Dios, quien está a nuestro lado en las situaciones difíciles, cuando debemos presentar un examen, o enfrentarnos a una operación, solo él está allí, luchando nuestras batallas y celebrando nuestros logros. Solo Dios, conoce nuestros temores, solo Dios, conoce nuestros pensamientos y sentimientos más profundos, solo Dios, conoce nuestros más grandes sueños, solo Dios, nos conoce entera y absolutamente, fue el quien nos creó, es él nuestro Padre.

El Papa afirma que ninguna familia está exenta de la imperfección,  los problemas o las crisis, a pesar de ello, una vez establecida empieza un proceso de maduración que les permitirá irse entendiendo mejor, tolerarse, aceptarse, y hasta celebrar sus diferencias y tener una vida más armónica, en donde los problemas sean enfrentados como equipo y no de manera individual.

Todos debemos procurar no mantener la tensión viva, sino más bien aprender a ceder, a negociar, para entonces llegara ese punto en donde todos los involucrados se sientan escuchados, tomados en cuenta y bien, pese a que no coincidan en todo.

Debemos aprender a ver los problemas desde una perspectiva nueva, es decir, ver más allá de lo obvio, de nuestros propios límites y creencias. Entender que ahora somos familia, no estamos solos y por tanto, debemos promover la libertad y el bienestar como un estímulo constante para vivir plenamente.

Y nos dice: “¡Caminemos familias, sigamos caminando! (…) No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido”.

Amoris Laetitia en 30 puntos

Ya hemos hecho un resumen de los capítulos contenidos en la exhortación apostólica Amoris laetitia resumen, detallando y desarrollando de la manera más sencilla cada punto para que pueda ser comprendida (y analizada) de una manera más simple.

Ahora, vamos a desglosar, igualmente, de manera detallada, 30 puntos que contiene el Amoris laetitia resumen, los cuales, mencionamos de manera breve al inicio de este artículo.

Hagamos una breve pausa aquí, puesto que consideramos importante destacar que en sus páginas existe una mirada más abierta, lo cual, es bastante positivo, y vemos como con cada capítulo se va nutriendo hasta llevarnos a buscar la atención pastoral y un acercamiento más profundo entre Iglesias, servidores de Dios y creyentes.

Podemos decir que la lectura de dicho documento aunque puede ser bastante densa, está colmada de sugerencias espirituales y sabiduría práctica, que pueden ser muy útiles a las parejas o a personas que desean de corazón construir una familia pese a las dificultades y retos que esta suponga.

Continuando con el tema, definamos entonces estos 30 puntos importantes:

El amor, símbolo de las realidades íntimas de Dios

El Papa nos recuerda que la Biblia está colmada de familias, historias de amor y crisis familiares que a pesar de que han sumado  nuevas generaciones se continua manteniendo una crianza desde el amor y la fe, siguiendo el camino de Dios. En estos tiempos actuales es importante reflexionar ¿seguimos realmente esos ejemplos?

También, podemos ver ejemplos de cantidad de parejas que aman y generan vida a partir del amor sin juicios, de la aceptación de los hijos y que además, celebran, conocen y esperan dichosos y alegres esta nueva vida.

Individualismo y disminución demográfica

En este punto se hace un análisis exhaustivo y profundo acerca de los “desafíos” que enfrentan las familias en la actualidad. También, nos muestra de manera detalla cómo nos hemos desviado del camino de Dios, pensando y actuando de manera egoísta, individualista y sin importarnos las consecuencias de nuestros actos.

Es bastante triste, que hoy en día, se estén formando niños desde un enfoque de “libertad” distorsionada en donde éste asumen como realidad que libertad es “hacer lo que guste, como guste, con quien guste y cuando guste” o me lleven mis propios deseos.

Estamos creando generaciones de niños que se creen sobe merecedores y no conocen de límites, no les interesan las normas y lo único que les interesa es satisfacer sus propios deseos y necesidades.

¿Dónde dejamos la calidez y lo afectivo? ¿Dónde pensamos en el otro? ¿en qué momento meditamos sobre las consecuencias de nuestros actos?

También, nos recuerda nuevamente que la Iglesia rechaza a “voz populi” toda intervención del Estado a favor de la anti concepción como el aborto o la esterilización. Nos deja muy en claro que es una acción que rechaza con toda sus fuerzas y la cataloga de “inaceptable” a pesar de la circunstancia o si el lugar goza de alta tasa de natalidad.

Una vida es una vida y debe preservarse. Un hijo, es una bendición de Dios y como tal resalta que debe aceptarte a pesar de que este no haya sido planificado. Debemos agradecer y los miembros de la familia deberán también llenarse de gozo, esperar y procurar que el niño o niña esperado se sienta amado.

Hay muchas familias que su deseo más grande es tener una familia pero no pueden, en cambio otros, pueden pero no quieren. Es parte de la vida, del entender y aceptar lo que Dios nos da y porque lo hace. Quizás, aunque nos resulte incomprensible y frustrante un hijo no planificado este vino para enseñarnos algo y debemos asumirlo.

La casa

El papa Francisco nos expresa que una familia y un hogar van de la mano y se reclaman mutuamente. Por ello, insiste en los derechos de las familias a disfrutar de una vivienda digna para entonces poder formalizar su relación.

Si una familia no cuenta con los recursos necesarios para subsistir y ofrecerle a sus hijos una vida digna, entonces ¿cómo pueden unirse en sagrado matrimonio? ¿cómo pueden pensar en hijos si a duras penas tienen recursos para sobrevivir de manera individual?

El aspecto social muchas veces es dejado a un lado, se le resta importancia o no se le da la requerida. Por supuesto, también aquí entran otros factores como la crianza, el sexo responsable, la preparación, educación formal y sexual de los individuos.  Si no hay educación, ¿cómo se puede vivir de manera consciente y responsable?

El Papa destaca en repetidas ocasiones que “La familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir, pero necesita ser protegida”.

Explotación infantil

La explotación infantil, en especial la explotación sexual es un tema que siempre ha generado sentimientos de rabia, impotencia y escándalos, sin embargo, es preocupante que se manifieste con tanta regularidad que pareciera un problema de no acabar.

Escándalo y perversión, morbo, inhumanismo, son algunas de las palabras que se nos vienen a la mente cuando hablamos de explotación infantil o e sexual.

Es alarmante y desgarrador la cantidad de niños que viven en la calle, que se han vistos obligados a dejar su infancia a un lado y asumir el rol de padre y madre de sus hermanos menores y valerse de robos, drogas o permitir ser abusados para tener el pan de cada día o no sentir hambre.

Un niño es la calle es un víctima fácil para sufrir violencia de distintos tipos (física, verbal, emocional, sexual), la presencia del crimen organizado y hasta las consecuencias de una guerra.

El abuso sexual en niños es catalogado más escandaloso y perverso, cuando ocurre en lugares en donde en teoría estos deberían ser cuidados. Por ejemplo, por el consentimiento de una madre alcohólica o drogadicta, escuelas, familiares, instituciones cristianas (denuncia Francisco).

Miseria, eutanasia y otras plagas

Entre las “graves amenazas” para las familias en todo el mundo, el Papa resalta especialmente dos: la eutanasia y el suicidio asistido. Luego de diversas reflexiones profundas sobre la situación a las que están expuestas las “familias sumidas en la miseria, castigadas de tantas maneras, donde los límites de la vida se viven de forma lacerante” concluye que la “plaga” de la drogodependencia, “que hace sufrir a muchas familias, y no pocas veces termina destruyéndolas. Algo semejante ocurre con el alcoholismo, el juego y otras adicciones”.

Por supuesto, no es sencillo para una persona estar tan expuesta vicios, tener que madurar antes de tiempo, no disfrutar de la niñez, y tener que adaptarse para sobrevivir no caer en tentaciones, sin embargo, siempre, si buscamos a Dios podremos encontrar ese apoyo que requerimos, y convertirnos entonces en hombres y mujeres de bien.

La violencia, solo genera más violencia, por ello, es importante también que la Iglesia se involucre más en el rescate y encaminamiento de estas almas aparentemente perdidas.

No debilitar la familia

Debilitar la familia no “favorece a la sociedad” de ninguna forma, por el contrario, “perjudica la maduración de las personas, la cultivación de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos”.

El Papa Francisco nos indica también que “ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena”, mientras que “las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad”.

Alquiler de úteros, infibulación, violencia

En el párrafo 54 del Amoris laetitia resumen, el Papa nos habla sobre los derechos de las mujeres, indicando que es inaceptable “la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación”.

Por supuesto, es perturbador pensar que en una unión sagrada como el Matrimonio en donde debe existir y prevalecer el amor, la ternura, el respeto y la comunicación, encontremos violencia y maltrato, sobre todo hacia un ser tan maravilloso y especial como es una mujer.

Una mujer no es especial porque es creadora de vida, es madre, es guía, es quien nos enseña y nos cría, nos forma con dulzura, entonces tratarla de la misma manera debería ser el único escenario, sobre todo en un matrimonio. Evidentemente, aquí debe haber una educación libre de machismo.

El Papa Francisco, también hace hace referencia en el Amoris laetitia resumen sobre la infibulación, es decir, la mutilación genital en las mujeres (en algunas culturas) que la hacen sentir anuladas y crecen creyendo cosas como “el sexo es malo” y que solo son objetos para la satisfacción masculina.

Aquí también se resalta la obvia e injusta desigualdad entre hombres y mujeres a nivel profesional, en donde muchas veces, son víctimas e chantajes y abusos, trabajos poco dignos e ignoradas en toma de decisiones.

Las mujeres están hechas para dar a luz, pero no para ser tratadas y humilladas como máquinas de hacer bebés. En ocasiones, estas son violentadas de maneras inhumanas, maltratadas, humilladas, y hasta obligadas a vender su cuerpo. No son tratadas como personas ni como objetos, y esto, debe ser duramente castigado.

El pensamiento único de la ideología “gender”

Solo algunas cuantas líneas del documento de exhortación apostólica están dedicadas al “gender”, mejor conocida como “teorías de gender”. Esta ideología podemos resumirla como: aquella que “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer”, presenta “una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia.

El Papa Francisco expresa con inquietud que es esta ideología pretenda mostrarse como pensamiento único y formar parte de la educación de los niños ajustados a lo que profesa.

No a la “fábrica” de niños

En este punto el Papa recalca que los niños no deben ser consecuencia de manipulaciones genéticas, mucho menos, producto de relaciones forzadas, de manera obligatoria y/o abusiva y nos advierte a no caer el el pecado de pretender sustituir a nuestro Creador.

La vida humana, así como la paternidad y la maternidad, parecen haberse convertido en realidades “armadas a gusto”, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas.

Educar a los hijos, “derecho primario” de los padres

Podemos apreciar mejor este punto en el capítulo tercero de la exhortación Amoris laetitia resumen, en donde el Papa Francisco nos explica (de una manera muy hermosa además) el significado del sacramento del matrimonio.

Nos expresa claramente que el matrimonio “no es una convención social”, sino más bien, un don otorgado por Dios para la santificación y la salvación de los esposos”, es decir, el matrimonio es una verdadera “vocación”.

También, explica, que el matrimonio para nada es la pérdida parcial o absoluta de nuestra libertad, al contrario, “la decisión de casarse y de crear una familia debe ser fruto de un discernimiento vocacional”, una decisión de compartir junto a esa persona todos los retos que traiga consigo las distintas etapas y crisis presentes a lo largo de la vida en sagrado matrimonio.

El amor conyugal siempre debe estar abierto al acto divino de procrear y educar a los hijos, y este es un derecho que no les debe ser arrebatado; Las obligaciones y responsabilidades deben estar compartidas. No es el deber ser que solo una de las partes sea quien se encargue de solo la crianza, educación o guía de los hijos.

Ambos padres, han decidido traer una nueva vida a este mundo, por lo cual, es justo además, que ambas partes se involucren en este proceso de crianza y se apoyen mutuamente.

Instrucciones sobre el amor

Este punto lo tenemos extensamente desarrollado el cuarto capítulo de la exhortación apostólica Amoris laetitia resumen, y podríamos decir que es uno de los más innovadores. En este capítulo, el Papa nos propone una paráfrasis del Himno a la caridad de San Pablo, tomando de este, indicaciones específicas para los esposos.

Invitándolos a practicar la “paciencia” recíproca, sin pretender que “las relaciones sean celestiales o que las personas sean perfectas”, porque somos humanos, imperfectos, cometemos errores y somos pecadores.

También, nos hace reflexionar acerca del hecho de no creer que porque esa persona es nuestro esposo o esposa por derecho nos pertenece, de hecho, nadie nos pertenece. Y lo más importante, no debemos pretender colocarnos o ser “el centro” de la vida de nuestra pareja, pues ese puesto solo puede ocuparlo Dios con su divinidad.

El Amoris laetitia resumen en este punto nos invita a amarnos, entregarnos si esperar nada a cambio y confiar en el otro. A no ser envidiosos, jactanciosos, arrogantes, insoportables, o creer que el mundo gira a nuestro alrededor. A ser más humildes y a evitar destacar “defectos y errores ajenos”.

Nos invita también, a no acabar nunca nuestro día “sin hacer la paz en familia”, a hablar y comunicarnos sin rencores, mostrando las virtudes de nuestro cónyuge en lugar de sus defectos. A confiar en el otro y no buscar controlarle. Aprender a respetar nuestra autonomía e independencia y celebrar nuestros logros recordando que “las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás” y no solo la nuestra.

Mensaje a los jóvenes

El Papa envía un mensaje claro a los jóvenes, debido a la “seriedad” del “compromiso público de amor”, el matrimonio “no puede ser una decisión apresurada”, pero tampoco hay que dejarla pasar “indefinidamente”.

Algo que nos llamó mucho la atención de este capítulo fue el entender que comprometernos para siempre, bien sea con una persona, un proyecto, o vocación religiosa resulta un tanto complicado ya que antiguamente las personas nacían, vivían y trabajaban solo en una cosa.

Por el contrario, en estos tiempos modernos, la rutina y las nuevas dificultades nos obliga a nacer en un lugar, estudiar en otro, trabajar en varios lugares, y tener miles de espacios que consumen nuestra vida y tiempo, entonces ¿cómo comprometerse “para toda la vida”?

Nos expresa también la importancia de aprender a “darse tiempo” y saber escuchar al cónyuge, dejar que hable antes de “comenzar a dar opiniones o consejos”.

Sexualidad, “regalo maravilloso”

Deseos, sentimientos, emociones, “ocupan un lugar importante en el matrimonio”, pero… No podemos pretender que se mantengan para siempre. Las relaciones evolucionan, por tanto, los sentimientos también evolucionan.

El Papa Francisco, cita a Benedicto XVI, para explicar que la enseñanza oficial de la Iglesia “no ha rechazado el eros como tal, sino que declaró guerra a su desviación”, que lo “deshumaniza”. Dios mismo “creó la sexualidad, que es un regalo maravilloso para sus criaturas”.

Juan Pablo II rechazó siempre la idea de que la enseñanza de la Iglesia sea tolerar el sexo “por la necesidad de la procreación”. La necesidad sexual de los esposos no es, ni debe ser “objeto de desprecio”.

Sin embargo, no podemos ignorar que a veces la sexualidad termina convirtiéndose un  instrumento de afirmación del propio yo y de satisfacción netamente de los propios deseos y que obedece solo a nuestro instinto.

El sexo, cada vez es más sencillo de conseguir y los valores y virtudes parecieran ser parte del olvido, es por ello, que el Papa insiste en que “un acto conyugal impuesto al cónyuge sin considerar su situación actual y sus legítimos deseos, no es un verdadero acto de amor”. Debe ser rechazada, por lo tanto, “toda forma de sometimiento sexual”.

Acoger la vida

Refrescando un poco la referencia del Papa acerca del amor, aceptación y dicha de un niño a pesar de la circunstancias, tanto por parte de sus padres como los demás miembros de la familia, pues un hijo siempre representa una bendición de Dios, y por supuesto, una enseñanza.

Ciertamente, un hijo, siempre, es una bendición, pero también, debe ser una decisión y no un error, pues este niño tiene derecho de ser esperado, deseado, conocido y amado. Debe ser un motivo de alegría y no de angustia, o de arrepentimiento.

Un hijo, a pesar de llegar de manera sorpresiva no debe ser visto ni hecho sentir como “error”, no debe ser afectado de manera física o verbal por simple frustración e irresponsabilidad por parte de los padres. Si no pueden controlar sus deseos, entonces, quizás, la abstinencia sea la mejor opción.

Además, el acto sexual no es un acto netamente biológico, sino es una entrega, aceptar al cónyuge y recibir al otro. Es por esto que es la expresión máxima del amor entre una pareja de esposos.

Las familias numerosas son “una alegría para la Iglesia”, aunque esto no supone entonces olvidar una “sana advertencia” realizada por el recordado Juan Pablo II: “La paternidad responsable no es procreación ilimitada”.

El Papa Francisco nos recuerda que es importante que “el niño se sienta esperado”. “Se ama a un hijo porque es hijo, no porque es hermoso o porque es de una o de otra manera; no, ¡porque es hijo! No porque piensa como yo o encarna mis deseos”.

El Papa se dirige a todas las mujeres embarazadas, expresándoles: “Ese niño merece tu alegría. No permitas que los miedos, las preocupaciones, los comentarios ajenos o los problemas apaguen esa felicidad de ser instrumento de Dios para traer una nueva vida al mundo”.

La presencia de una madre…

Este documento nos expresa que es “plenamente legítimo” y “deseable” que las mujeres estudien, trabajen en aquello que les apasiona, desarrollen las propias capacidades y los propios objetivos, pero, al mismo tiempo, “no podemos ignorar la necesidad que tienen los niños de la presencia materna, especialmente en los primeros meses de vida”.

Si, la presencia de una madre es importante en esta etapa inicial de una madre, sin embargo, también es responsabilidad del padre, compartir dicha tarea, ya que el también decidió traer una vida a este mundo, y forma parte del compromiso adquirido tras el “Si, acepto”.

La disminución de la presencia materna, “con sus cualidades femeninas es un riesgo grave para nuestra tierra”. Bergoglio comenta “Valoro el feminismo cuando no pretende la uniformidad ni la negación de la maternidad”.

… y los padres ausentes

Uno de los grandes retos en estos tiempos modernos es “la ausencia de los padres”. Obviamente, el ritmo de vida, ha obligado a los padres a concentrarse más en el trabajo y responsabilidades laborales que en la crianza de los hijos.

Ya se ha normalizado el hecho de que los abuelos, son los que en la mayoría de los casos terminan “criando” a los nietos porque sus padres deben luchar para poder conseguir de manera justa el pan de cada día.

Nuestras responsabilidades, trabajos y rutinas no debe ser motivo para excusarnos y desatender a nuestros hijos. Así mismo, como adquirimos un compromiso de pareja, así mismo se debe adquirir y sobre todo, asumir, la paternidad y la maternidad.

No se trata de simplemente ceder a nuestros deseos, dar a luz a un hijo y hacerlo a un lado por nuestros compromisos personales o laborales, de hecho, el mayor compromiso tras un hijo debe ser este, o al menos, intentar mantener u obtener un equilibrio entre nuestras responsabilidades laborales y personales con nuestra responsabilidad como padre o madre.

La presencia paterna “se ve afectada también por el tiempo cada vez mayor que se dedica a los medios de comunicación y a la tecnología de la distracción”, es por ello, que debemos educar a nuestros hijos con reglas, valores y virtudes. Un ejemplo de ello, respetar la comida en familia sin interrupciones de televisores, teléfonos, tabletas, juegos o cualquier otro.

Pedir que el padre esté presente no es sinónimo de convertirnos en un padre controlador, porque quienes actúan de esta manera solo anulan a los hijos. Es importante no caer en lo obsesión de querer saber dónde están, con quien están o que hacen a cada momento.

Orientémosles y démosles libertad. Confiemos en ellos, y si fallan, entonces, tendrán un castigo. Todo acto, tiene consecuencia y ellos deben tenerlo presente.

Sí a las adopciones

La familia no debe concebirse como “asilada de todo lo demás, sino más bien, percibido como una unidad, como ese espacio en donde me siento bien, tranquilo, comprendido y escuchado. Un espacio donde me siento amado y valorado y no que me limita y me impide cumplir mis deseos.

Dios ha confiado una gran misión a las familias: Hacer doméstico el mundo, es decir, ese espacio en donde yo pueda aprender, crecer, desarrollarme y aportar valor como individuo y a su vez, aportar a mi comunidad, a la sociedad, al país, y hasta al mundo, porque todos venimos de Dios, y todos somos hermanos.

La adopción es un acto de amor totalmente válido y muy hermoso. Es aceptar con amor, conocer y guiar a una persona que a pesar de no ser “hijo” de sangre, lo es de corazón, y esto, lo convierte en parte de nosotros, no debe ser motivo de vergüenza y es una opción maravillosa para aquellos que no pueden procrear.

Un niño adoptado no debe sentirse aislado, por el contrario, este debe sentirse amada, aceptado e incluido entre padres, familia, tíos, primos, y hasta vecinos. Quizás, hay familias más grandes que sufren de carencia, y necesitan ayuda, afecto, compañía o consuelo, entonces, como los hermanos que somos, estamos allí para apoyarnos, acompañarnos y consolarnos.

El Papa expresa en la importancia de facilitar los trámites de la adopción, de manera que no sea un proceso tan estresante y traumático para los padres que sufren ya bastante por el hecho de no poder procrear por sí mismos. Además, expresa que esto implicaría un nuevo grado de compromiso hacia los pobres y quienes sufren.

Hacer que los ancianos se sientan en casa

En ocasiones, como jóvenes, cometemos el error de pensar que seremos jóvenes toda la vida, en no pensar, o no aceptar, que en algún momento de nuestra vida llegaremos también a esa etapa. Entonces ¿cómo nos gustaría ser tratados? ¿Nos gustaría que nos tratasen como nosotros tratamos a las personas mayores? Si la respuesta es “Si”, perfecto, pero si tu respuesta es “No”, entonces cambia.

Debemos promover un sentido de gratitud como colectivo, un sentido de aprecio, responsabilidad, y muy importante, respeto, que le hagan sentir a las personas mayores que son parte importante de la comunidad y también de la Iglesia.

Ellos son sabios, guardan mucha experiencia y han sido los responsables de transformar en hombres y mujeres de bien a sus hijos, entonces, debemos respetarles y hacerlos sentir importantes.

El papa Francisco recalcó que “la atención a los ancianos “habla de la calidad de una civilización”, ¿qué tipo de civilización queremos ser? Una civilizada, que integre y de un grado adecuado de importancia a cada uno de sus miembros o una sociedad salvaje, en donde predominen solo los instintos.

El documento, contiene también una invitación a no considerar como “invasores” a los suegros, a las suegras, o demás parientes del cónyuge. Ellos, solo buscan cuidarnos y que estemos felices. Si te dicen algo, no lo hacen por mal.

Familias “sujetos activos” de la pastoral

El Papa Francisco en el sexto capítulo del Amoris laetitia resumen pide a su comunidad y hermanos de Dios (laicos, obispos, religiosos en general) un esfuerzo evangelizador y catequístico dirigido a la familia, además de una conversión misionera por parte de toda la Iglesia, para que estos lineamientos no queden plasmados en un documentos, sino que sean una realidad.

Y las personas sientan que de verdad están siendo escuchados y se acerquen a la Iglesia porque sientan que por primera vez los retos que les aquejan le son escuchados. no se quede “en un anuncio meramente teórico y desvinculado de los problemas reales de las personas”.

La pastoral familiar “debe hacer experimentar que el Evangelio de la familia responde a las expectativas más profundas de la persona humana”.

También, se hace hincapié en la necesidad de una mayor formación interdisciplinaria y no solo doctrinal de los seminaristas, para ocuparse de los complejos problemas que presentan las familias en la actualidad, ¿cómo? Integrando y haciendo participes a  la Iglesia y a sus creyentes.

La preparación para el matrimonio

El Papa insiste de manera repetitiva en la exigencia y la necesidad de preparar a los novios para el matrimonio, en educar de tal manera que estos, se dediquen el tiempo adecuado a conocerse en profundidad y en descubrir si ambos están realmente preparados para asumir tal rol.

Destaca, que cada Iglesia local debe elegir cómo hacerlo, pero obviamente, un curso de unas 10 horas no es suficiente. Y así como se dedican esfuerzos a estudios universitarios o profesionales, también, se debe dedicar a esta preparación, que inicia desde la formación infantil de los novios.

Unos de los mayores retos de la actualidad que destaca el Amoris laetitia resumen es Educar y Generar cristianos y cristianos. Educar a nuestros jóvenes con valores cristianos. Es triste, pero es algo que no se está logrando, y esto, ha traído como consecuencia la reducción de la fe, y una reducción importante (por o decir alarmante) de bautizos y matrimonios, siendo estos bases importantes de la sociedad y la comunidad cristiana.

¿De que trata entonces? De que el sacramento del matrimonio sea visto como aquello que nos aporta los elementos necesarios y poder asumirlo con alguna solidez esta nueva etapa de vida en familia.

En algunos países son más aprovechadas las fecha comerciales  como el día de san valentin, por ejemplo, por comerciantes que por los pastores, ¿dónde dejamos los recursos valiosos de la Iglesia?

El proceso de “preparación para el matrimonio” nos ofrece la posibilidad de reconocer esas incompatibilidades, diferencias o riesgos durante el noviazgo, si es o no apostarlo todo por esa relación, o s simplemente nos exponemos a un fracaso previsible con consecuencias muy dolorosas.

“Demasiado concentrados en los preparativos”

Otro punto que nos resultó sumamente relevante, y es que durante la previa a la boda, los novios, muchas veces no entienden la importancia espiritual de su consentimiento, de ese “Si, acepto”, por el contrario, se enfocan en detallen más irrelevantes y superficiales como  las invitaciones, los vestidos, la fiesta y los innumerables, detalles que solo consumen el presupuesto, la energía y la alegría. No es de extrañarse que los novios lleguen entonces agotados y totalmente agobiados al matrimonio.

El Papa otorga un mensaje a los novios: Para que se atrevan a ser diferentes, tengan sus propias reglas y no se dejen llevar por lo que la sociedad espera de ellos. También, les expresa que compartan, que no pierdan la ternura o se dejen consumir y alejarse por la tecnología.

Les dice también que el matrimonio debe ser un camino que se disfrute a pesar de los altibajos, un proceso en donde se continúe mejorando y siempre apostemos e imulsemos al otro a ser mejor, sin manipularlo o controlarlo, en donde no deben existir expectativas, sino aceptar al matrimonio tal y como es con amor.

Sí a la “Humanae vitae”

El Papa Francisco solicita descubrir la carta de Pablo VI y la “Familiaris consortio” de Papa Wojtyla, “para contrapesar una mentalidad a menudo hostil a la vida”.

Consejos a los jóvenes esposos

El Papa sugiere algunos “rituales cotidianos”. “Es bueno darse siempre un beso por la mañana, bendecirse todas las noches, esperar al otro y recibirlo cuando llega, tener alguna salida juntos, compartir tareas domésticas”. Y también es bueno interrumpir “la rutina con la esta, no perder la capacidad de celebrar en familia, de alegrarse y de festejar las experiencias lindas”.

Las crisis se arreglan

Las crisis, sobre todo en el matrimonio son algo común, inevitables también, y con la “ayuda adecuada y con la acción de reconciliación de la gracia, un gran porcentaje de crisis matrimoniales se superan de manera satisfactoria”.

A lo largo de la vida matrimonial se atravesarán diversas crisis: económicas, sociales, personales, laborales, con la llegada de un hijo, su crianza, y muchas más, pero cada una de estas deben ser afrontadas como equipo, sabiduría, entendimiento y mucho apoyo entre ambos cónyuges.

“Saber perdonar y sentirse perdonados es una experiencia fundamental en la vida familiar”. Para lograrlo, es necesaria en ocasiones, “la generosa colaboración de familiares y amigos, y a veces incluso de ayuda externa y profesional”.

No tengan miedo a pedir ayuda, a expresar sus sentimientos, a decir cómo se sienten, a ser sinceros el uno con el otro. Pues esto, los ayudará a entenderse, aceptar sus errores y fortalecerse como pareja, como matrimonio.

Nunca usar a los hijos como “rehenes”

El Papa Francisco pide a los padres separados a nunca usara los hijos como un instrumento de maipulación o para sometr al otro a nuestros deseos.

Separarse no es fácil, aceptar una ruptura es atravesar una etapa dolorosa de duelo, sentimientos encontrados y confusiones, pero “por muchas dificultades y motivos, la vida les ha dado esta prueba, pero que no sean los hijos quienes carguen el peso de esta separación, que no sean usados como rehenes contra el otro cónyuge”.

Los hijos deben crecer “escuchando que la mamá habla bien del papá, aunque no estén juntos, y que el papá habla bien de la mamá”. Nunca, bajo ningún concepto debemos hablar mal de nuestra ex pareja, por algo, llegaron a unir sus vidas en algún momento y lo mejor que pueden hacer (no solo para ustedes, sino también para los hijos) es llevar una relación saludable, amistosa y lo más armónica posible.

El Papa afirma que el divorcio es “un mal”, y define como “alarmante” el aumento de los divorcios. En la actualidad, la falta de conocimiento entre los novios y su falta de preparación propicia peleas absurdas y el retirarse ante cualquier crisis, por más pequeña que esta sea, cuando debemos más bien aprender a ceder, negociar y respetarnos.

La homosexualidad en familia

La experiencia de tener hijos con tendencias homosexuales es una experiencia traumática y muchas veces incomprendida tanto para los padres, com para los hijos, que por su juventud, se sienten frustrados de no poder comprender ¿por qué se sienten así?

Entender esto, aceptarlo, es una etapa que requiere de muchísimo acompañamiento, en especial de un profesional, que oriente a ambas partes en como poder manejar la situación y que los padres puedan aceptar las condiciones de sus hijos, y a su vez, los hijos no se sientan culpables y logren entenderse y aceptarse también.

El Papa insiste en y resalta en el Amoris laetitia resumen que “toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminación injusta”.

El amor, es amor sin importar su forma. Así como somos hombres y nos sentimos atraídos hacia una mujer, y viceversa, lo mismo ocurre con estas personas de preferencia distinta.

Por ello, el Papa insiste en “asegurar un respetuoso acompañamiento, y que además, puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida”.

Eso, sí, vuelve a hacer hincapié en que las uniones entre homosexuales no se pueden comparar con los matrimonios cristianos.

El “aguijón” de la muerte

El Papa nos recuerda la importancia de acompañar a las familias afectadas por un luto, sabemos por experiencia propia que es una experiencia bastante agria y amarga, desgarradora.

El Papa afirma que “hay que ayudar a descubrir que quienes hemos perdido un ser querido todavía tenemos una misión que cumplir, y que no nos hace bien querer prolongar el sufrimiento”.

Está bien sentirnos mal, vivir el proceso de duelo, pero no mantenernos durante tiempo prolongada en esta etapa, ya que podemos caer en una depresión de la cual será muy difícil salir. He aquí una vez más, la importancia de estar y sentirnos acompañados o de pedir ayuda profesional.

¿Quién guía a nuestros hijos?

En el séptimo capítulo del Amoris laetitia resumen podemos notar de manera desglosada este punto, en donde se habla sobre la educación de los hijos.

El Papa Francisco nos invita a preguntarnos ¿quiénes se ocupan de darles diversión? ¿a quiénes les confiamos su tiempo libre? ¿Los estamos educando realmente o lo está haciendo una pantalla? ¿quiénes son esos amigos que “conocen” a través de una pantalla? Siempre hay que vigilar, pero sin invadir, obsesionarnos o agobiarnos.

A los jóvenes debemos darle un voto de confianza, a fin de cuenta ¿no fuimos nosotros quienes los criamos? ¿Quiénes le orientamos? ¿Quiénes los educaron con valores? Entonces, ¿por qué dudar?

Si, los jóvenes son tremendos, curiosos, pero también, si confiamos en ellos, responderán de manera positiva a nuestra muestra de fe. Veámoslo desde esta perspectiva: Si ellos quieren hacer algo, lo harán, con o sin nuestro consentimiento, y hasta frente a nuestras narices y no lo notaremos.

No sería más fácil que estuviésemos allí para ellos, para aclarar sus inquietudes y que nos tengan la confianza suficiente como para contarnos “sus problemas” y poder orientarlos de la manera correcta. El otro escenario es que los agobiemos as tal punto que “huyan” de nosotros y busquen orientación en otros, ¿qué será mejor entonces?

Por supuesto, los padres deben prepararlos para afrontar “riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción”, pero, si un padre “está obsesionado por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movimientos, sólo buscará dominar su espacio”, no lo educará y mucho menos lo “preparará para afrontar los desafíos” por sí mismo.

Pensemos por un momento, ¿buscamos educar hijos independientes, capaces de tomar sus decisiones y decir “NO” sin culpas? O por el contrario, queremos educar hijos dependientes, que no sepan que hacer, que decir o cómo actuar sino estamos a su lado.

¿Cómo educar?

La educación y formación “moral” debería llevarse a cabo “intuitivamente”, con el objetivo de que los niños y jóvenes puedan descubrirse, entender su valor y entiendan la  importancia de determinados valores, apegarse y cumplir con los principios y normas y no lo vean como una imposición o verdad irrefutable.

En el mundo actual, en constante evolución, “en el que reinan la ansiedad y la prisa tecnológica, una tarea importantísima de las familias es educar para la capacidad de esperar”.

Aprender a esperar es importante, le brinda a los niños y jóvenes una gran lección: Todo tiene un tiempo. Bien sea un exámen, preparar una comida, o cosas más importantes, como una carrera,  conocerse durante el noviazgo, prepararse para el matrimonio, tener un hijo.

El Amoris laetitia resumen destaca que un gran desafío de las familias es esta vida tan acelerada nos hace sentir angustia y un grado alto de estrés por no lograr obtener resultados inmediatos, sentimos, que si no logramos las cosas ¡para ya! somos unos fracasados. Debemos los padres procurar ser ejemplo para nuestros hijos y motivarlos a practicar la espera.

No es un tema de “prohibir” a los jóvenes que jueguen y se diviertan con los dispositivos electrónicos, sino más bien, encontrar la manera de generar en ellos esa capacidad de diferenciar las diversas lógicas y de no aplicar la velocidad digital a todos los ámbitos de la vida”.

Recordemos, los padres somos guías, ejemplo, más no sus carceleros. Impulsemos a ser ellos mismos, aceptarse y ser auténticos. Promovamos la independencia y no los condenemos a una vida dependiente de mamá, papá, familiares o parejas.

El peligro del “autismo tecnológico”

Los medios electrónicos en muchos casos (si no sabemos manejarlo) “alejan en lugar de acercar”. Un  ejemplo de esto sería cuando en la hora de la comida, un momento familiar y sagrado para compartir, pero se convierte en un aislamiento, en donde cada miembro está es concentrado en su móvil.

Otro ejemplo, podría ser cuando uno de los cónyuges se rinde ante el sueño, mientras que el otro, pasa horas distraído con algún dispositivo electrónico, ¿dónde queda entonces el compartir de los esposos?

No debemos ignorar los riesgos de estas nuevas tecnologías y nuevas “maneras de comunicarnos” . De hecho, debemos prestar especial atención en este sentido en los niños y los adolescentes, ya que estos son los que más los seducen estas nuevas tecnologías.

Si le sumamos a esto la ausencia de los padres, resulta alarmante que los niños y jóvenes estés siendo “criados” por pantallas, tabletas, “amigos” que no conocen realmente. Por su curiosidad e inocencia, son los más expuestos y a veces pueden hasta convertirse en abúlicos, es decir, personas desconectados del mundo real.

Esta especie de “autismo tecnológico” los expone más fácilmente y los convierte en presa fácil de “amigos virtuales” de quienes tampoco conocemos nada, y puede prestarse para situaciones graves como secuestros, violaciones, entre otros.

Hay muchas personas, que solo están en internet, detrás de una computadora o un móvil esperando el momento ideal para aprovecharse de su inocencia. Es importante, tampoco caer en la paranoia, pero si guiarlos y establecerles limites tanto de tiempo, como las actividades que realicen o páginas que visiten.

La exhortación dice sí a la educación sexual, que tenga “un sano pudor”, y también a una educación que acostumbre a los niños a comprender que también los hombres pueden (y deben) hacer las tareas domésticas.

Antiguamente, las actividades del hogar era catalogado como “rol de mujeres” netamente. Es admirable y debe promoverse este tipo de conductas. No se trata de someter al hombre, sino de compartir responsabilidades.

Es indispensable que “los hijos vean de una manera concreta que para sus padres la oración es realmente importante” en la vida de toda persona. La oración es poderosa, es nuestra comunicación directa e íntima con Dios.

Oración a la Sagrada Familia

Una oración hermosa que nos invita a vivir y disfrutar del amor verdadero, como lo hizo la Familia de Nazaret, seguir su ejemplo de familia, comunión y fe en Dios.

También, es un ruego por esas familias menos afortunadas, que atraviesan problemas más fuertes, adicciones, violencia, para que todo dolor, violencia sea erradicada y sanada.

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