El arrebatamiento de la Iglesia, ¿Qué es?

Son muchos los tópicos que despiertan curiosidad en lo respectivo a temas religiosos, bíblicos y cristianos. En este artículo te explicamos en detalle uno de ellos: el arrebatamiento de la iglesia, puesto que es entendido como el momento en el cual Jesús vendrá a la Tierra, y se llevará al cielo a todos aquellos que han seguido fielmente sus pasos, para encontrarse con Dios su creador.

El arrebatamiento de la iglesia

 El arrebatamiento de la iglesia

El arrebatamiento de la iglesia es un término que se refiere a un importante aspecto dentro de la religión, pero que no es mencionado en la biblia literalmente como “arrebatamiento”, sin embargo ha sido entendido como tal en diversos extractos contemplados en las sagradas escrituras. Etimológicamente hablando, la palabra arrebatamiento deriva del latín, y su significado es “llevar, raptar, quitar o cometer algún arrebato”.

El arrebatamiento de la iglesia es aquel momento en el cual Jesús va a descender del cielo, en la búsqueda de todas aquellas personas que le han amado durante su estadía en esta Tierra, que bien pueden estar vivas o muertas, ya que han sido sus fieles discípulos a lo largo de la historia.

En tal sentido, los fieles amantes de Dios, es decir los verdaderos cristianos tienen como meta planteada el formar parte del arrebatamiento, el ser buscado por Cristo para ascender a los cielos y estar junto a él por toda la eternidad. Estos serán los últimos tiempos, momentos que los creyentes están deseosos de vivir para presentarse ante el Señor.

Aunado a ello, se puede decir que el arrebatamiento de la iglesia va a ser un evento, en el cual Dios va a quitar a sus fieles de esta Tierra, con el objeto de derramar su justo juicio sobre el mundo que iniciará en los tiempos de la tribulación. Al revisar el texto bíblico, se puede hallar ciertas partes en las cuales se hace alusión al arrebatamiento de la iglesia, no en estas textuales palabras sino que se esgrime una visión amplia de cómo será el mismo; en este sentido, se puede revisar primera de Tesalonicenses 4:13-18, y primera de Corintios 15:50-54.

De dichos párrafos bíblicos se entiende que Dios va a resucitar a todos los creyentes que han muerto, y les va a otorgar unos cuerpos glorificados; después va a partir de la Tierra con aquellos creyentes que aún están vivos, a quienes también les serán otorgados sus cuerpos glorificados.

Puesto que llegará el tiempo en el cual Dios va a descender del cielo con sus trompetas, con voz de mando y con voz de Arcángel, y justo en ese momento serán los muertos de Cristo quienes resucitarán primero, seguidamente de todos aquellos que aún se encuentran vivos, y por ende quedan en la Tierra.

El objetivo de Dios será arrebatar a vivos y muertos en las nubes para que reciban al Señor en el aire, para así permanecer eternamente junto a su presencia. Este acontecimiento va a generar una transformación instantánea de los cuerpos de los humanos, para estar preparados a vivir en la eternidad. De la biblia también se extrae que cuando Cristo se manifieste, todos seremos semejantes a él porque seremos capaces de verlo como realmente es.

Cabe destacar además, que se debe distinguir el arrebatamiento de la iglesia de la segunda venida, puesto que son designaciones distintas. En este sentido, el arrebatamiento de la iglesia consiste en la venida del Señor en las nubes, con el objeto de encontrar a sus creyentes en el aire. Por otra parte, la segunda venida consiste en el evento en el cual el Señor desciende hasta la Tierra para detenerse en el Monte de los Olivos, generando un gran terremoto que va a ser seguido por una firme derrota de sus enemigos, para siempre.

El tema de este arrebatamiento también entendido como rapto de la iglesia, no fue esgrimido en ningún apartado del Antiguo Testamento, motivo por el cual se le contempla como un misterio según lo que estipula Pablo, en la siguiente revelación: “He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.

En variados textos contenidos en la Biblia, se puede evidenciar que Jesús enseñó que Él regresaría a la Tierra. En ciertos extractos, dijo tanto directa como indirectamente advertencias a sus discípulos, en aras de que estos estuvieran preparados para dicho acontecimiento. En este sentido, los discípulos de Cristo entendieron que esta era que se vive en la actualidad, terminaría con su venida; y fue inclusive la garantía de su regreso a esta Tierra, una de las verdades con las que Él se ocupó de consolar a sus seguidores al momento de su muerte.

Desde entonces, sus creyentes mantienen la esperanza de la venida de Cristo, y lo esperan con amor y el corazón limpio.

En el momento que Cristo ascendió al cielo, dos ángeles se dirigieron a los discípulos que aguardaban, para repetirles la promesa de que él regresaría. Así, todos ellos declararon vehementemente que Cristo regresaría a esta Tierra de la misma manera en que se había marchado, por lo que se concluye de manera literal que su segunda venida va a ser visible, física y verdadera.

En las epístolas contenidas en el Nuevo Testamento, se hace alusión en reiteradas ocasiones a la segunda venida, y mediante los pasajes de la Biblia que se refieren a este tema, se esgrime la idea de la inminencia. Sin embargo, va a haber un periodo de tiempo entre la primera y la segunda venida, pero todas las enseñanzas acerca de esta temática sostienen que va a ser un acontecimiento repentino, que sucederá sin previo aviso. Por tal motivo, los creyentes deben estar siempre en un continuo estado de preparación, expectantes y atentos.

¿Quiénes serán arrebatados?

En las Sagradas Escrituras se contempla, específicamente en Juan 14:3-4, un apartado en el cual Jesús le dice a sus discípulos lo siguiente: “Y si me fuere y os preparare un lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a donde voy, y sabéis el camino”. De dichas palabras se puede deducir evidentemente que existe un camino a seguir, que nos guía hacia el Señor para vivir junto a su presencia por toda la eternidad. En tal sentido, todas aquellas personas que aman a Jesús, saben a dónde va el camino, y que deben hacer para poder transitar por él.

Este grupo de personas están contempladas en Apocalipsis 14:4-5, donde se estipulan textualmente las siguientes palabras: “Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va… en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios”.

Aquí queda claro que las personas que van a ser arrebatadas de la Tierra, para vivir por siempre bajo la luz infinita del Señor, van a ser aquellas que durante su estadía en este mundo fueron fieles creyentes y seguidores de Dios, vivieron bajo sus mandamientos y confesaron la oración de fe. Estos son los llamados a vivir por siempre en la gracia del Todopoderoso.

El arrebatamiento de la iglesia

Continuando con este hilo, las personas que formarán parte del arrebatamiento de la iglesia son aquellas que han seguido perdurablemente las pisadas de Jesús, por la gracia de Dios han hecho lo que saben que es correcto y que es bueno, y se han convertido en aquello que fueron llamados a ser, a saber, luz y sal en este mundo puesto que cumplen con los designios y la palabra sagrada.

Estas palabras lo que quieren decir, es que en sus vidas no fue hallado rastro alguno de injusticia, ansiedad, queja, insatisfacción, desánimo, mundanidad, pereza ni vanidad, o de lo contrario fueron oportunas en su arrepentimiento sincero en pro de congraciarse con el padre celestial.

Todos estos seres humanos son denominados en conjunto “la esposa de Cristo”, puesto que se han mantenido en lo correcto, haciendo lo bueno y verdadero sin fluctuar en cada una de las circunstancias que se presenten, tal cual como su esposo lo hizo durante los días que estuvo en esta Tierra; en consecuencia, son puros y por tal dignos de hacerse llamar la esposa.

Para cerrar esta idea, es pertinente mencionar el siguiente versículo del libro de Apocalipsis 19:7-8: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han legado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”.

¿Cuándo sucederá?

En la Biblia no se estipula exactamente cuando se va a llevar a cabo el arrebatamiento de la iglesia, de hecho, el mismo Jesús indica que ni siquiera él mismo lo sabe. En Marcos 13:32, se plantea lo siguiente: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”.

Sin embargo, en Mateo 24 Jesús si hace referencia a una serie de señales, que pueden ser observadas para conocer cuando será el momento de su venida a la Tierra. Algunas de estas cosas suceden en el tiempo que se vive en la actualidad, motivo por el cual se puede deducir que no falta mucho tiempo para la llegada de ese momento.

Se sabe que el tiempo transcurre de forma inexorable hacia adelante, y mientras que el mundo se sigue hundiendo en la oscuridad, cada vez más profundamente, se puede tener la certeza de que la medianoche a la cual Jesús hace alusión en la Parábola de las diez vírgenes, no se encuentra muy lejos. En este sentido, se debe aprovechar bien el tiempo debido a que los días son malos, tal cual como lo sugiere el apóstol Pablo en Efesios 5:16.

No obstante, para todos aquellos que viven en la luz así como está Jesús en la luz, no tienen ningún motivo para preocuparse, puesto que solamente tienen que esperar la llegada de aquel día, con sumo gozo y expectativa. Esta es la meta que poseen los creyentes, mientras dura su existencia sobre esta Tierra, el estar preparados para el momento en que su esposo venga a buscarlos, es decir, viven con la certeza de lo eterno, a la espera de ese momento.

El arrebatamiento de la iglesia

¿Quién se quedará en el arrebatamiento de la iglesia?

Jesucristo también explica que evidentemente, no todos los creyentes van a ser incluidos en el arrebatamiento de la iglesia, y todo ello se contempla en la historia sobre las vírgenes prudentes e insensatas, la cual se puede leer en Mateo 24:1-13. Al respecto, las llamadas “vírgenes insensatas” son aquellas que se quedarán en la Tierra al momento que se lleve a cabo el arrebatamiento.

En este grupo están comprendidos todos aquellos que no tienen una vida personal en comunión con Cristo, en el sentido de que si bien pueden tener una buena apariencia hacia el exterior, ocultamente continúan viviendo en el pecado, puesto que siguen haciendo lo que saben que es incorrecto.

Las llamadas vírgenes insensatas se han conformado con simplemente tener un buen testimonio delante de los hombres, demostrando externamente que no han cometido pecado alguno.

Probablemente sean personas que realizaron buenas obras, a la vista de todos, pero no lograron vencer su pecado interior, es decir, no fueron capaces de purificar los celos, la ira y el orgullo, todo aquello que se esconde dentro de cada uno de nosotros. Por ende, Jesús viene en busca de una esposa que ha sido purificada, que no posea mancha interna como se puede leer en Efesios 5:27: “… a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.

¿Cómo saber si serás parte de este arrebatamiento?

Al conocer un poco acerca de este tema, muchas personas en el mundo se preguntarán si sus conductas las harán dignas de formar parte del arrebatamiento de la iglesia, lo cual evidentemente las llevaría a la reflexión en cuanto a sus vidas y a sus actos. En el libro de Lucas 9:23, Cristo expresa las palabras siguientes:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”. Esta claro entonces, que todo aquel que desee partir con Cristo, debe ser capaz de renunciar a su propia voluntad, en pro de seguir sus pasos y ser considerado uno de sus discípulos.

A esto se le debe acotar, que toda aquella persona que mantiene su esperanza en Cristo y en su llegada, se purifica a sí mismo, es decir, se limpia de sus pecados internos y no tiene mancha alguna, puesto que hacen lo bueno y lo correcto, según los designios de Dios.

En este orden de ideas, para seguir el camino de Cristo y vivir bajo su gracia por toda la eternidad, toda persona lo que debe hacer es negarse a sí misma y vencer sus pecados. Deben ser íntegros y libres de pecado tanto externa como internamente, pues no es solo lo que se transmite hacia el exterior para testimonio de los hombres.

Todo creyente, fiel, cristiano o religioso, que quiere formar parte del grupo de personas que va a ser arrebatadas de esta Tierra, en aras de subir a los cielos y reunirse con Dios para vivir en su presencia eternamente, debe mantener limpio su corazón, purificar su alma y estar libre de pecado. Esto debe ser una constante, ya que no se conoce a ciencia cierta cuando será el día que se lleve a cabo en arrebatamiento de la iglesia, entonces todos están en expectación pero deben estar preparados, con la esperanza viva y eterna de su oportuna llegada.

Para poder estar en comunión con Dios, siempre es importante leer y revisar las sagradas escrituras, puesto que en el Biblia se estipulan todos y cada uno de los pasos a seguir para lograr congraciarse con Dios. No es un camino sencillo, pero puede ser recorrido una vez que se lleva a la práctica los designios allí planteados, que son sus principales herramientas, confiando en su palabra y teniendo la fe suficiente para creer vehementemente en las mismas.

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