La iglesia adventista del séptimo día es una de las denominaciones que conforman la doctrina cristiana protestante. En este artículo presentaremos información relacionada con la historia de esta iglesia, sus creencias y algunos aspectos interesantes de esta doctrina.
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La iglesia adventista del séptimo día
Esta es la rama del cristianismo protestante surgida del Movimiento Millerita, según las ideas de William Miller, en la década de 1840 en los Estados Unidos, pero que luego se constituyó en una iglesia independiente.
Esta iglesia está sustentada en el concepto la segunda venida de Cristo o advenimiento del Señor. De allí, su nombre, en el que se reflejan sus creencias en tres palabras claves; a saber:
- Adventista, que asegura el inminente regreso o advenimiento de Jesús a esta tierra, lo cual consideran será un retorno visible y glorioso.
- Séptimo día, que se refiere al sábado bíblico, que, como sabemos, es el día de descanso concedido por la gracia de Dios a los hombres y observado por Jesús cuando fue encarnado.
- Finalmente, estos dos términos juntos hablan de la salvación en Jesucristo.
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El adventismo es una organización que desde sus mismos inicios se ha fortalecido y convertido en la organización con mayor extensión y membresía en el mundo. Cuenta con congregaciones en más de 200 países y el número de sus miembros supera los 20 millones.
La Iglesia Adventista está organizada a nivel mundial en 13 divisiones, las cuales están conectadas a la sede principal que se localiza en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.
Cuenta con una coordinación mundial, que está bajo la responsabilidad de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cada cinco años, esta conferencia organiza y celebra una asamblea para designar a los líderes y administradores de las distintas entidades mediante votaciones y documentos oficiales, aplicando un sistema de democracia representativa.
Sus preceptos litúrgicos están fundamentados totalmente en la Biblia, la cual consideran la revelación de Dios.
Los adventistas del Séptimo Día se agrupan en cuatro niveles, partiendo de cada miembro individual hasta la organización global. Así se tenemos:
- La Iglesia local, conformada por los miembros individuales
- La Asociación/Misión local. Se trata de un órgano compuesto por las iglesias de un estado, provincia o territorio en particular
- La unión, que está constituida por varias asociaciones/misiones, las cuales pertenecen a una misma región y tienen un alcance más amplio.
- La Asociación General, que es la que incluye a toda la organización y está conformada por todas las divisiones de todo el mundo.
- Las Divisiones son las secciones que forman la Asociación General con responsabilidad administrativa en determinadas áreas geográficas.
- Dirige la denominación a nivel mundial.
Entre sus enseñanzas protestantes básicas se encuentra la autoridad suprema de la Biblia, la Trinidad y la Salvación en Jesucristo.
Además, también tienen algunas creencias particulares, como son la observancia del sábado como día de reposo, la doctrina del juicio investigador, que afirma que desde 1844 se ha ido incrementando el juicio divino de los cristianos y la manifestación del don de profecía, que es el don sobrenatural a través del cual se conoce por inspiración divina las cosas del futuro, según el ministerio de Ellen G. White, autora adventista.
Se esmeran por el desarrollo de un estilo de vida saludable, en el que se fomenta el ejercicio físico, el vegetarianismo y la abstinencia del alcohol, el tabaco y otras sustancias nocivas para el cuerpo humano.
Llevan a cabo diversas actividades de promoción de la educación cristiana, la protección de la libertad religiosa y principios éticos conservadores.
La iglesia tiene a su cargo el fomento y administración de numerosas escuelas, universidades, hospitales, clínicas y casas editoriales en todo el mundo. Destaca, principalmente la organización humanitaria denominada Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales.
Historia
La historia del origen del movimiento adventista se presenta por diversos eventos que llevaron, finalmente, a la creación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día propiamente dicha.
Como ya se ha señalado, esta denominación cristiana protestante se comenzó a conformar en los Estados Unidos a mediados del siglo XIX, pero se consolidó de manera formal en el año 1863.
Su conformación se efectuó por etapas. Veamos:
Movimiento Millerita
Se da este nombre al movimiento adventista que se forjó a partir de las ideas de William Miller, quien fue un granjero norteamericano, de religión bautista que comenzó a predicar durante el llamado Segundo Gran Despertar religioso.
Este acontecimiento, como es sabido, fue un resurgimiento cristiano, que se denominó “avivamiento” y se propagó por todo el territorio estadounidense. Se extendió hasta el periodo anterior a la Guerra de Secesión. Fue una etapa de mucha actividad evangelizadora cristiana, en la que sucedieron muchas conversiones.
Miller, quien ya estaba convertido a la fe bautista desde la década de 1820, efectuó un exhaustivo estudio de las cronologías de la Biblia, específicamente de los libros proféticos de Daniel y Apocalipsis y, en virtud de lo allí plasmado, interpretó que las escrituras en Daniel 8:14 en las que se hablaba de un lapso de 2300 días, señalaban que Cristo regresaría, según sus estimaciones, alrededor de 1843.
Esto lo llevó a efectuar una campaña de predicación de sus hallazgos en 1831, lo que lo consolidó como líder de un movimiento popular. Al acercarse el año 1843, Miller precisó sus predicciones y afirmó que Cristo regresaría entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844.
El gran chasco
En virtud de las predicciones que hicieron Miller y su grupo de seguidores, tuvieron que afrontar muchas burlas. Sus expectativas crecieron con la llegada súbita de un cometa en el cielo nocturno en marzo de 1843.
No obstante, la decepción no se hizo esperar cuando no se produjo la tan esperada segunda venida en marzo de 1844.
A pesar de este fracaso, aún los seguidores del movimiento, persistían en el regreso de Cristo y es así como un seguidor millerita Samuel S. Snow se atrevió a sugerir una nueva fecha, el 22 de octubre de 1844.
Tampoco sucedió nada extraordinario ese día, lo que causó la decepción tanto de los milleristas como de las doscientas cincuenta mil personas que en acto multitudinario esperaron con mucha ansiedad la segunda venida de Cristo.
Este hecho pasó a la historia del advenimiento como el Gran Chasco, lo que conllevó a que numerosos creyentes abandonaran el movimiento.
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Movimiento sabatista
No obstante, los fracasos ocurridos, el movimiento de Miller continuó con los que permanecieron fieles a la doctrina, quienes consideraban que se hizo una mala interpretación de la profecía.
Comenzaron, así, un nuevo estudio de los capítulos 8 y 9 del libro de Daniel y señalaron que lo que se había iniciado era una purificación del santuario celestial, lo cual era invisible e imperceptible para los humanos, pero que sería visualizado en un futuro.
Con esta purificación divina de 1844, según Miller y su grupo, Dios había comenzado una especie de examen de cada uno de los seres humanos y una vez finalizado, Jesús volvería a la tierra, lo cual era un hecho inminente que sucedería, mas ya no daban una fecha específica.
En virtud de la postura que comenzaron a propagar los milleristas con respecto al sábado, séptimo día de la semana, el cual debía ser de reposo para todos los cristianos, se les comenzó a llamar “movimiento sabatista”.
Creación de la iglesia de Dios (Séptimo Día)
Más tarde sobrevinieron separaciones en el movimiento y así un grupo de adventistas, liderados por Gilbert Crammer, pastor evangelista, se separaron de los milleristas y organizaron la Iglesia de Dios (Séptimo Día) en 1858.
Fundación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
Más adelante y en virtud de la profundización de la práctica de la adoración en el sábado le dieron a la denominación de Séptimo Día, en 1863. Se comenzó, entonces, a llamar: la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Estos adventistas del séptimo día también creían que la escritora y creyente Ellen G. White tenía ese don de la profecía, por lo que mediante los escritos de ella iniciaron la labor de plasmar las creencias y prácticas que desde ese momento en adelante debía seguir la iglesia.
Otros grupos
Durante el siglo XIX siguieron apareciendo otros grupos adventistas, tales como:
- La Iglesia Cristiana del Advenimiento y la Unión Vida y Advenimiento, que se unieron y fundaron, luego, la Iglesia Cristiana del Advenimiento en 1964.
- Rechazaban las profecías de Ellen White y la observancia del séptimo día.
- La Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. Estaba inspirada por las enseñanzas adventistas de Miller.
- Fundada en 1872 por el predicador Charles Taze Russell.
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- Cambiaron luego su nombre por el de Testigos de Jehová en la década de 1930.
- Fue el segundo grupo exitoso en surgir del movimiento millerita.
- La Iglesia de Dios Universal. Apareció en la década de 1930 como una división de la Iglesia de Dios (Séptimo Día).
- Durante la década de 1980, reportaron más de 100 mil miembros.
- En el año 1990, se realizó un proceso de re-evaluación doctrinal que condujo a la renuncia de creencias heredadas del adventismo y se unieron, entonces al evangelicalismo.
Logo
El diseño del logotipo de la Iglesia Adventista refleja los valores que rigen a todos los adventistas comprometidos. En éste se puede observar:
- La Segunda Venida: Representada por las líneas superiores que dan la idea de un movimiento ascendente constante, simbolizando la resurrección y ascensión al cielo, luego de la Segunda Venida.
- La llama: Se observa en las tres líneas inferiores que parecieran encerrar una esfera implícita. Las líneas simbolizan los tres ángeles de Apocalipsis 14.
- Con ellas se busca dar la sensación que rodean el planeta con el fin de llevar el evangelio a todo el mundo.
- Tanto la imagen de la Segunda Venida como la de la llama juntas simbolizan el símbolo del Espíritu Santo.
- La cruz: Simboliza el evangelio de salvación.
- Aparece en el centro del logo para enfatizar el sacrificio de Cristo, que es el tema central de la fe.
- La Biblia abierta: Es la base del logo como representando el fundamento bíblico de las creencias adventistas.
- Al estar abierta significa una aceptación plena de la Palabra de Dios.
¿Quién puede usar el logotipo?
Este logotipo es una marca registrada que puede ser usada tanto por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, como por todas sus entidades e iglesias, así como por todas aquellas instituciones que sean autorizadas por la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, sus divisiones, uniones y asociaciones.
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Creencias
La Iglesia Adventista del Séptimo Día profesa 28 creencias fundamentales respaldadas en distintos versículos de la Biblia y las surgidas de la trayectoria que ha tenido que atravesar esta doctrina para llegar a la posición que ostenta actualmente. A continuación, algunas de estas creencias:
Las sagradas escrituras
Una de las más importantes creencias de los adventistas. Las Sagradas Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios escrita, que fue legada por inspiración divina. Según ellos, los autores que el Señor eligió, hablaron y escribieron según los dictados que recibían del Espíritu Santo.
Mediante esta Palabra, el Todopoderoso comunica a la humanidad el conocimiento que se necesita para alcanzar la salvación. Es por ello que se dice que las Santas Escrituras son la revelación suprema e infalible de la voluntad de Dios.
Ellas son el registro de los actos de Dios en toda la historia de la humanidad, las cuales proporcionan el carácter y el criterio apropiado para evaluar las experiencias.
Al respecto los siguientes versículos sustentan esta creencia: Sal. 119:105; Prov. 30:5, 6; Isa. 8:20; Juan 17:17; 1 Tes. 2:13; 2 Tim. 3:16, 17
La trinidad
Para los adventistas, hay un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Son tres personas coeternas que forman una unidad. Además, Dios es inmortal, todopoderoso y superior a todos. Él es infinito y la comprensión humana no alcanza ver su gran dimensión.
Para esta iglesia, Dios, que es amor, es digno, para siempre, de reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación.
Es posible leer en las citas bíblicas siguientes lo relacionado con la Trinidad: Gén. 1:26; Deut. 6:4; Isa. 6:8; Mat. 28:19; Juan 3:16; 2 Cor. 1:21, 22; 13:14
El Padre
En la doctrina adventista, Dios Padre es el Creador. Para ellos es el que origina todo, lo sustenta y Él es el único soberano de toda la creación.
Se trata de un Dios justo, santo, misericordioso y clemente, abundante en amor y fidelidad y poco dado a enfurecerse. Estas cualidades y las facultades se transmiten tanto al Hijo como al Espíritu Santo.
Las escrituras que refuerzan esta creencia son: Gén. 1:1; Deut. 4:35; Juan 3:16; 14:9; 1 Cor. 15:28; 1 Juan 4:8; Apoc. 4:11
El Hijo
Siguiendo con la Trinidad, esta iglesia cree en el Dios Eterno, quien se encarnó como Jesucristo, su Hijo, con lo cual se crearon todas las cosas y se reveló el carácter de Dios. Gracias al Hijo se salvó la humanidad.
A pesar de ser el Dios creador verdadero, también fue verdaderamente humano. Así, ellos creen que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, vivió como ser humano, tentado por el maligno, pero sin caer en el pecado.
Fue ejemplo de verdad, justicia y del amor de Dios. Efectuó milagros y manifestó el poder de Dios, pero sufrió y murió voluntariamente en la cruz por nuestros pecados.
Como vencedor del mal, resucitó de entre los muertos y ascendió al cielo para interceder por nosotros en el Santuario celestial.
Los adventistas sostienen que el Hijo regresará, para Gloria de Dios y para liberar definitivamente al pueblo y restaurar todas las cosas.
Versículos que apoyan esta postura: Isa. 53:4-6; Dan. 9:25-27; Juan 1:1-3, 14; 5:22; 10:30; 14:1-3, 9, 13; 1 Cor. 15:3, 4; 2 Cor. 3:18; 5:17-19; Col. 1:15-19; Heb. 2:9-18; 8:1, 2
El Espíritu Santo
Según la creencia adventista Dios como Espíritu Santo desempeña una parte activa tanto en la creación, como en la encarnación y la redención. Para ellos es una persona, igual que el Padre y el Hijo.
Fue la inspiración que hizo que los autores de las Escrituras asumieran esa misión, pues les infundió el poder de la vida de Cristo.
Enviado por el Padre y por el Hijo para estar siempre con sus hijos, concede dones espirituales a la iglesia, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo y, en armonía con las Escrituras, la guía a toda la verdad.
Citas bíblicas que respaldan la creencia: Gén. 1:1, 2; 2 Sam. 23:2; Sal. 51:11; Isa. 61:1; Juan 14:16-18, 26; 15:26; 16:7-13; 1 Cor. 12:7-11; 2 Cor. 3:18; 2 Ped. 1:21
La naturaleza de la humanidad
De acuerdo con los adventistas, Dios hizo al hombre y a la mujer a su semejanza, les dio individualidad propia y libertad de pensar y obrar. Los creó como seres libres, como una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu.
Cuando nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, negaron su dependencia de él y cayeron perdieron sus privilegios. Así, la imagen de Dios en ellos se desfiguró y quedaron sujetos a la muerte. Sus descendientes participan de esta naturaleza caída y de sus consecuencias.
Citas bíblicas de respaldo: Gén. 1:26-28; 2:7, 15; 3; Jer. 17:9; Hech. 17:24-28; 2 Cor. 5:19, 20; Efe. 2:3; 1 Tes. 5:23; 1 Juan 3:4; 4:7, 8, 11, 20
El Sábado
En virtud de que el Creador del cielo y de la tierra, después de seis días de creación, descansó el sábado, lo instituyó como día de reposo para todos los hombres.
Así lo señala el cuarto mandamiento de la Ley de Dios en la que se señala la observancia del séptimo día, sábado, como reposo, adoración y práctica de las enseñanzas de Jesús, el Señor del sábado, propicio para la comunión con Dios y con nuestros hermanos.
El sábado simboliza nuestra redención en Cristo, una señal de santificación, demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro eterno en el Reino de Dios.
Sagradas Escrituras de apoyo a la creencia son: Gén. 2:1-3; Éxo. 20:8-11; 31:13-17; Lev. 23:32; Deut. 5:12-15; Isa. 56:5, 6; 58:13, 14; Eze. 20:12, 20; Mat. 12:1-12; Mar. 1:32; Luc. 4:16; Heb. 4:1-11
El Bautismo
Los adventistas señalan que el bautismo significa la fe que se tiene en la muerte y resurrección de Jesús. Ello también da testimonio de nuestra muerte al pecado.
Se da reconocimiento así a Cristo como nuestro Señor y Salvador, como su pueblo y miembros de su iglesia.
Esta creencia señala que el bautismo es símbolo de unión con Cristo, de perdón de los pecados y recibimiento del Espíritu Santo.
Se realiza mediante inmersión en agua, como afirmación de fe en Jesús y evidencia de arrepentimiento del pecado.
Versículos sobre esta creencia: Mat. 28:19, 20; Hech. 2:38; 16:30-33; 22:16; Rom. 6:1-6; Gál. 3:27; Col. 2:12, 13
El Don de profecía
Las Escrituras destacan que uno de los dones del Espíritu Santo es la profecía, que es una señal que identifica a la iglesia remanente y que se manifestó en el ministerio de Ellen de White.
Los adventistas apoyan sus escritos pues refieren la autoridad profética, aparte de que dan instrucción, consuelo y dirección a la iglesia.
Citas bíblicas sobre esta creencia: Núm. 12:6; 2 Crón. 20:20; Joel 2:28, 29; Hech. 2:14-21; Heb. 1:1-3; Apoc. 12:17; 19:10; 22:8, 9
La segunda venida de Cristo
Los adventistas creen firmemente en esta segunda venida de Cristo, la cual para ellos es la gran culminación del evangelio. Según ellos será personal, visible y de alcance mundial.
Cuando vuelva el Señor, resucitarán los justos muertos y con los justos que estén vivos, serán glorificados y llevados al cielo.
Según su percepción, las actuales condiciones del mundo, son un indicativo que esta venida está cerca. Aún no se ha revelado cuando ocurrirá, por lo que exhortan a estar preparados en todo momento.
Algunas citas bíblicas sobre el tema en: Mat. 24; Mar. 13; Luc. 21; Juan 14:1-3; 1 Cor. 15:51-54; 2 Tes. 1:7-10; 2:8; 2 Tim. 3:1-5; Tito 2:13; Apoc. 1:7; 14:14-20; 19:11-21
Vida, muerte y resurrección de Cristo
Con esta creencia dejan explícito los adventistas que Dios nos proporcionó la única forma de expiar los pecados. Ella fue mediante la vida de sufrimientos, muerte y resurrección de Cristo.
Señalan que los que por fe aceptan esta expiación, pueden tener vida eterna y comprender así el infinito amor del creador. Es la forma perfecta de expiar pecados, pues se hace con la justicia divina, que condena el pecado, pero garantiza el perdón.
Gracias a la resurrección de Cristo, se proclamó el triunfo de Dios sobre el mal y ello conduce a la victoria final sobre el pecado y la muerte al que acepta la expiación.
Escrituras Santas que respaldan la creencia: Gén. 3:15; Sal. 22:1; Isa. 53; Juan 3:16; 14:30; Rom. 1:4; 3:25; 4:25; 8:3, 4; 1 Cor. 15:3, 4, 20-22; 2 Cor. 5:14, 15, 19-21; Fil. 2:6-11
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Los dones y los ministerios espirituales
Esta creencia se basa en la certeza de que Dios concede a todos dones espirituales que deben ser empleados para el bien común tanto de la iglesia como del prójimo. Dios los otorga a través del Espíritu Santo. Éste los distribuye según la capacidad de cada quien y según su voluntad.
Dichos dones proporcionan todas las habilidades requeridas por la iglesia para desempeñar debidamente sus funciones.
Señalan las Escrituras que entre los dones están los ministerios de: profecía, fe, predicación, reconciliación, enseñanza, sanidad, administración, servicio abnegado, entre otros.
También, según esta creencia, Dios y el Espíritu Santo conceden los llamados dones pastorales, de evangelización y enseñanza, con lo cual no solo aportan un servicio a la comunidad, sino que también ayudan a edificar a la iglesia para el logro de su madurez espiritual, unidad de la fe y conocimiento de Dios.
Gracias a la práctica de esta creencia el debido empleo de los dones espirituales, se protege a la institución eclesiástica de malas influencias y falsas doctrinas.
Algunos versículos de apoyo a esta creencia: Rom. 12:4-8; 1 Cor. 12:7-11, 27, 28; Efe. 4:8, 11-16; 1 Ped. 4:10, 11