El matrimonio es uno de los siete sacramentos de la iglesia católica, el cual es indisoluble por las leyes del hombre. Con la unión conyugal entre un hombre y una mujer se edifica la nueva familia. A través de este artículo podrás conocer todo sobre el matrimonio y la familia, reflexiones, el plan de Dios, porque son importantes y mucho más no dejes de leerlo
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¿Qué es el matrimonio?
El llamado para constituir un matrimonio forma parte de la misma naturaleza humana, es decir, es algo natural del hombre y de la mujer, de acuerdo a como fuimos pensados por la mano de Dios. En el libro de Génesis, capítulo 1, versículos del 27 al 29, se expresa que Dios creo al hombre y a la mujer a su viva semejanza, provistos del amor, la conciencia para poblar la tierra y hacer que toda criatura viviente y toda planta sobre la faz de la tierra sirvieran para su sustento.
“Y Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, tal cual es su imagen así los creó”
“Les dio su bendición y los conminó a que se reprodujeran para que poblaran la tierra que él había creado para ellos; además les hizo superiores a los peces y animales que, sobre la tierra, debajo de las aguas y en el cielo, encontrarán”
“También les dijo el Creador, que serían capaces de reproducir toda semilla, los árboles de frutos, para que pudieran alimentar a toda su familia”
Génesis 1:27-29
Dentro de los sacramentos que instituyó Jesús en la iglesia está el del matrimonio. Este es visto como la participación de las cosas comunes de la vida, entre un hombre y una mujer que sienten un amor profundo. El matrimonio eclesiástico una vez santificado no puede ser disuelto por ninguna autoridad civil.
Para efectos de las leyes civiles, esta unión entre el hombre y la mujer es la base esencial de la sociedad y la familia. También sobre este vínculo, se cimientan las igualdades de los derechos conyugales.
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El matrimonio y la familia: propiedades esenciales
Las propiedades esenciales del matrimonio son aquellas que están conformadas por los esposos y el nexo que los une. Esta esencia se fundamenta en que solo ante los ojos de Dios, podrán unirse en santo matrimonio un hombre y una sola mujer, además que dicha unión es para toda la vida. A continuación, se mencionan las propiedades esenciales del matrimonio:
Unidad conyugal
La iglesia y las leyes civiles por siempre han defendido el carácter natural que tiene la unidad conyugal, es decir, aquella que se basa en la dignidad del hombre y la mujer, y que los conduce a la constitución de una pareja, que respete los valores de la unión monógama y que profundice su profundo amor hacia el otro.
También se adquiere un compromiso con nuestra pareja al momento de decidir establecer una unión matrimonial, en cuanto nos debemos única y exclusivamente en cuerpo y alma a nuestro cónyuge. La fidelidad es en sumo grado, la pieza fundamental que mueve y mantiene unido esta unión. No se trata de aparentar fidelidad ante los hombres, es necesario mostrar nuestra fidelidad ante Dios.
La unidad vista como una propiedad esencial de la unión matrimonial, se fundamenta en los siguientes aspectos:
- Unidad en el proceso amoroso: amar a otra persona, transciende más allá de lo carnal. Edifica sus bases en la entrega total del uno para el otro, con la visión de poder hacer algo útil por la pareja, que siempre ponga por delante los valores del respeto y la comprensión. Pero también entendiendo que el amor conyugal solo es admitido entre dos personas heterosexuales.
- Reciprocidad de la entrega: tanto el hombre como la mujer, deben tener siempre presente que el compromiso de la pareja se sustenta en la exclusividad con el otro. Es decir, el hombre solo podrá ser el esposo de una mujer, y la mujer podrá ser esposa de un solo hombre, mientras dure esa unión.
- Principio de igualdad: tanto la esposa como el esposo, tienen y gozan de los mismos deberes y derechos dentro del matrimonio y la familia.
- Fines del matrimonio: el fin último de todo matrimonio es, proveer de un inmejorable ambiente familiar para los futuros hijos, que son el producto del inmenso amor que se tienen. Además de propiciar el mejor desarrollo psicosocial para el grupo familiar.
La indisolubilidad
La iglesia es muy enfática en darle el carácter de indisolubilidad al matrimonio, esta es la esencia misma de la unión en sagrado matrimonio entre un hombre y una mujer. Es a través de esta propiedad, que el lazo matrimonial adquiere el carácter de vínculo de unión, por el cual los esposos tienen el deber de convivir en pareja y no contraer nuevas mientras el vínculo exista.
Existen excepciones en las que la iglesia está facultada para disolver la unión matrimonial, siempre y cuando esta sea por motivos de la defensa de la fe de uno de los cónyuges que se hayan convertido y bautizado, mientras el matrimonio no se haya consumado. Esta disolución solo es posible ante una solicitud al Sumo Pontífice.
La condición de no poder ser disuelto el sacramento del matrimonio que fue unido por Dios, es la garantía de que la relación que de ella se funde, le permitirá brindarle un mejor ambiente para que se desarrollen los cónyuges y crezcan como el matrimonio y la familia que toda la comunidad cristiana espera.
La característica de una unión indisoluble del matrimonio, permite que sean más eficaces los siguientes aspectos:
Bienestar en el matrimonio y la familia
El vínculo conyugal muy pronto se ve transformado en una relación familiar, en la que participan todos sus miembros. Este núcleo matrimonial, basado en el respeto, la comprensión y el amor, es la mejor escuela para que los hijos se conviertan en las mejores esposas y los mejores esposos.
- La naturaleza del amor conyugal
Es a través del amor entre los cónyuges, que se puede garantizar la perpetuidad de la especie, siempre con una visión de sexualidad y procreación responsable. Mientras exista el amor entre la pareja, existe la posibilidad de que trascienda el matrimonio y la familia que se conformará, y que será transmitido a las futuras generaciones.
- El consentimiento en el vínculo matrimonial
Para que sea realmente efectivo y vinculante la unión matrimonial. Tiene que haber un consentimiento mutuo y expreso de los contrayentes, en donde se aceptan uno al otro. Cuando esa entrega es pura y sincera, lo menos que se puede esperar es que la unión sea para siempre, ya que existe de ante mano un convencimiento y una preparación desde lo espiritual, de que es Dios quien está guiando los pasos de esa futura pareja.
- El carácter sagrado del vínculo
El matrimonio desde el mismo inicio de la humanidad, vino acompañado de esa dimensión sagrada. Razón por el cual es parte de los siete sacramentos que instituyó Jesús. Es guiado por la mano de Dios, para el beneficio de los mismos cónyuges, como para su descendencia. Los hijos que crecen bajo el cobijo de unos padres comprometidos en el sacramento, son los futuros esposos y esposas, provistos de los mejores valores cristianos.
El matrimonio y la familia: requisitos ceremonia eclesiástica
Para poder formalizar tu petición de fijar carteles de tu boda en la parroquia de tu comunidad, es necesario cumplir algunos requisitos básicos que te los presentamos a continuación:
- Certificado de bautizo.
- Acta de confirmación.
- Copia del registro civil de cada uno.
- Fotocopia de la cédula de identidad.
- Certificado de soltería.
- Tener la mayoría de edad.
- Constancia del curso prematrimonial.
- Confesarse y comulgar antes de la ceremonia.
Celebración del matrimonio por la Iglesia
Una boda por lo general se celebra de manera pública, y a la cual asisten amigos y familiares. En la ceremonia el sacerdote les pregunta a los contrayentes, su deseo de aceptar en matrimonio a la otra persona, a la cual deben responder afirmativamente.
Seguido el ministro de la iglesia bendice los anillos, que al final de la ceremonia los novios deben intercambiar, no sin antes prometerse mutuamente: que serán fieles en la prosperidad y la adversidad, será permanente su unión en la salud y en la enfermedad, además de que el vínculo nada ni nadie podrá romperlo, hasta que la muerte los separe.
Para culminar el acto, los novios expresan las siguientes palabras de promesa:
“Yo prometo amarte, respetarte y honrarte todos los días de mi vida”
Después que se dicen las palabras, el sacerdote confirma la unión y procede a bendecir la reciente unión matrimonial.
El matrimonio y la familia: la procreación
Es la familia una institución que nace a partir de la unión en matrimonio, entre un hombre y una mujer, que por ese profundo amor que sienten entre sí, desean poder darse apoyo eternamente y poder concebir los hijos que serán la guinda de ese lindo pastel, que es su matrimonio, para educarlos en los más altos valores religiosos y ciudadanos.
Se concibe a la familia, como la base fundamental de la sociedad. Pero esta no se circunscribe a mamá, papá e hijo, tras bastidores se encuentran los otros actores de la escena, como lo son los abuelos, tíos, primos y muchas veces otras personas que no tienen ningún vínculo de sangre, pero que forman parte inseparable de ese núcleo familiar.
La fecundidad es una de las cualidades del matrimonio, y esta forma parte del propósito de perpetuidad de la familia. Se hace necesario concebir a los hijos, como el producto del inmenso amor y entrega absoluta entre una mujer y un hombre, que decidieron de mutuo acuerdo formar una pareja que diera origen a una familiar ejemplar.
Se hace necesario que se preserve a la familia, de allí la importancia de que las parejas permanentemente permanezcan integradas en su comunidad cristiana, solo con la ayuda de Dios es posible sortear los inconvenientes a los que se ve sometido el matrimonio. Es el divorcio un agente perturbador de la permanencia y la estabilidad de nuestras familias.
¿Qué papel tiene la familia?
Todos los componentes de la sociedad juegan un rol, cada uno desde sus posiciones pero que, sin el concurso de todos, no sería posible que se mantuviera el equilibrio. Por eso mencionamos algunas de las características de la familia.
- Es la célula fundamental de la sociedad.
- Se comporta como el primer eslabón en la articulación social.
- Recurso inagotable para la fraternidad.
- Formadora para la vida y preservación de la humanidad.
- Guardiana del acervo cultural, social y económico.
- Primer reservorio de los valores humanos y cristianos.
- Es la iglesia doméstica.
Para los esposos, ¿es fácil enfrentar las demandas que representa la vida conyugal y familiar?
Por supuesto que no es una tarea fácil, pero gracias a la ayuda de Dios se puede enfrentar todo lo que se nos demanda. Es Espíritu Santo nos da la gracia, para que, a través de él, los corazones de los esposos no sean endurecidos por los rigores de tener que enfrentar tantas adversidades.
Es indispensable que los miembros de la familia, participen activamente en ratos de oración, en establecer una comunicación permanente con Dios. Recordemos que solo él sana nuestros corazones, y nos motoriza para sobrellevar las cargas propias, de tener la responsabilidad de construir, levantar y dirigir a la familia a puerto seguro.
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