La Eucaristía, es la consagración de 2 elementos importantes que fueron tomados en cuenta cuando Jesús realizó su última cena con sus discípulos. En el siguiente artículo conoceremos todo lo referente sobre este tema, como se realiza y qué significa.
Indice De Contenido
- 1 ¿Qué es la Eucaristía?
- 2 Sentido de la Eucaristía como Sacramento
- 3 Teología de la Eucaristía
- 4 Institución del Sacramento
- 5 Eucaristía como Sacrificio
- 6 Eucaristía como Presencia Real
- 7 Eucaristía como Comunión
- 8 Eucaristía como Prenda de la Gloria Futura
- 9 Elementos de la Eucaristía
- 10 Desarrollo del Rito
¿Qué es la Eucaristía?
La Eucaristía consiste en la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y también del vino en su Sangre que es la que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio del mismo Jesucristo en la Cruz del calvario. La Eucaristía es el mismo Jesús real y personalmente que se encuentra presente en el pan y en el vino que el propio sacerdote es el que consagra.
Por la propia fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y en el vino no es solamente algo simbólico, sino que es más real de lo que se cree; esto es denominado como el misterio de la transubstanciación debido a que lo que llega a cambiar es la sustancia del pan y del vino; los accidentes de forma, color, sabor, entre otros, son los que permanecen iguales.
La institución de la Eucaristía, llegó a tener lugar en el transcurso de la última cena pascual que llegó a celebrar Jesús con sus 12 discípulos y los 4 relatos tienden a coincidir en lo fundamental, en cada uno de ellos la consagración del pan que precede a la del cáliz; a pesar de que se debe de recordar, que, en la verdad histórica, la celebración de la Eucaristía que es la fracción del Pan empezó en lo que fue la iglesia primitiva antes de la redacción de los 4 evangelios.
Los signos principales del sacramento eucarístico tienden a ser parte devino de vid y de pan de trigo, sobre las cuales llega a ser invocada la bendición del Espíritu Santo y también el presbítero pronuncia las palabras de la santa consagración que fueron dichas por el mismo señor Jesús en la última cena que dijo:
“Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros… Este es el cáliz de mi Sangre…”
La eucaristía con el encuentro con Cristo, es una clase de experiencia personal y también íntima, y que llega a suponer el encuentro pleno de 2 seres que se aman. Es por lo cual imposible el generalizar sobre ellos. Porque solamente Dios es el que conoce todos los corazones de los hombres. No obstante, si se debe de traslucir en la vida, la transcendencia del encuentro íntimo con el amor.
Resulta algo lógico el llegar a pensar que el que recibe tal gracia, se encuentra en una capacidad mayor de poder amar y de servir al hermano y que por otra parte alimentando con el pan de vida el cual debe de estar mucho más fortalecido para poder enfrentar las diversas pruebas, para encarar el sufrimiento, para lograr contagiar su fe y de la misma manera su esperanza. En fin para poder lograr llevar a un término feliz la misión y la vocación que el mismo Dios le otorgue.
Si se puede apreciar de verdad la presencia verdadera de Cristo en el sagrario,, jamás se van a encontrar solo, siempre acompañado de la lámpara encendida eucarística, el Señor en este día llega a decir a todas las personas y a cada uno de sus hijos, lo mismo que le llegó a decir a los 12 apóstoles:
“Con ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros”
Lucas 22:15.
El Señor nos espera con grandes ansias para poder dársenos como alimento; por lo que deberíamos de preguntarnos:
- ¿somos verdaderamente conscientes de ello, de que el Señor nos espera en el Sagrario, con la mesa celestial servida?
Y nosotros:
- ¿Por qué lo dejamos siempre esperando?
O es que por casualidad:
- ¿Cuándo viene alguien de visita a su hogar, usted lo deja sólo en la sala y se va a ocupar de otras cosas suyas?
Eso es lo mismo que hacemos en nuestro apostolado, cuando las personas se llenan de diversas actividades y descuidan en la oración delante del Señor, que siempre espera a sus hijos en el Sagrario, preso porque nos “amó hasta el extremo” y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que contiene (incluyéndonos a nosotros) se encuentra allí, oculto a los ojos, sin embargo, increíblemente luminoso y también poderoso para poder saciar todas nuestras necesidades.
La Eucaristía Como Sacramento
Bajo las especies de vino y pan, el Señor Jesús se llega a encontrar real, verdadera y substancialmente presente, con su sangre, cuerpo, alma y divinidad.
Sentido de la Eucaristía como Sacramento
La Eucaristía como sacramento llega a tener muchos sentidos en algunas religiones, tanto en el catolicismo como en el cristianismo, sin embargo, en ambas religiones se le conoce por términos y significados distintos.
En el caso del catolicismo, es conocido como lo detallamos en este artículo la Eucaristía, el santo sacramento la realización de una misa, en donde se participa de un pan y vino como símbolo de la entrega del cuerpo y la sangre de Cristo por nosotros. Sin embargo, en el ámbito de lo cristiano tiene otro enfoque de este tema.
En el caso de los Cristianos Evangélicos lo que los católicos denominan como Protestantes, tienen de igual manera la tradición de realizar esta actividad 1 vez al mes especialmente los primeros días del mes. Esta actividad es denominada de otra manera por los cristianos y se conoce como:
- El Santo Sacramento
- La Santa Cena del Señor
- La Cena del Señor
Naturaleza
La Eucaristía tiende a ser el sacramento en el cual bajo las 2 especies que se utilizan que son el pan y vino, Jesús se halla verdadera, real y sustancialmente presente, con el cuerpo propio de él, su sangre, su alma y también su divinidad.
Se le denomina el “sacramento por excelencia”, debido a que en él se encuentra Cristo presente, quien llega a ser la fuente de todas las gracias. Por otra parte, todos los otros sacramentos tienden o tienen como propósito la Eucaristía, ayudando al alma para poder recibirlo mucho mejor y en la gran parte de las ocasiones, tienen lugar dentro de la Eucaristía.
A este denominado sacramento se le llama de varias formas dada su riqueza infinita. La palabra Eucaristía quiere llegar a decir acción de gracias, el cual tiende a ser uno de los términos más antiguos y correcto debido a que en dicha celebración se le da gracias al Padre, a través de su Hijo, Jesucristo, en el Espíritu y llega a recordar las bendiciones judías que son las que hacen referencia a la creación, la redención y también la santificación.
- Se trata del Banquete del Señor debido a que es la Cena que Cristo llegó a celebrar con sus 12 apóstoles justo antes de empezar la pasión. Esto lo puede conseguir en el libro de 1 Colosenses 11:20.
- Fracción del pan debido a que este rito llegó a ser el que usó Jesús cuando estaba bendiciendo y distribuyendo el pan, sobre todo en la Última Cena. Los discípulos de Emaús lo llegaron a reconocer luego de la resurrección por este mismo gesto y los primeros cristianos denominaron de esta forma a sus asambleas eucarísticas. Esto puede ser basado en los libros de Mateo 26:25; Lucas 24:13-35 y Hechos 2:42-46.
- De la misma manera, se le llega a decir asamblea eucarística porque es celebrada en la asamblea o reunión de los fieles creyentes.
- También conocido como el Santo sacrificio, porque se llega a actualizar el sacrificio de Cristo. Es un memorial de la pasión, de la muerte y su resurrección.
- La Comunión, es denominada de esta manera porque es la unión íntima con el propio señor Jesucristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y también de su Sangre.
- Didaché, este llega a ser el sentido primero de la “comunión de los santos” que se tiende a mencionar en el símbolo de los Apóstoles.
- La Misa, esta es la que posee un sentido de misión, el cual consiste en llevar a los demás lo que se ha recibido de parte de Dios en el sacramento. Esta llega a ser utilizada desde el siglo VI, la cual es tomada de las últimas palabras “ite missa est”.
Teología de la Eucaristía
Se pueden llegar a considerar unas 5 principales clases de teorías que han llegado a ser objetos de la reflexión a nivel teológico en cuanto a la eucaristía. Estas 5 teorías llegan a ser las siguientes:
- La Institución del Sacramento
- La Eucaristía como Sacrificio Incruento
- La Eucaristía como Presencia Real de Cristo
- La Eucaristía como Comunión
- La Eucaristía como Prenda de la Gloria Futura.
Institución del Sacramento
El término griego de Eucaristía, llega a aparecer unas 15 veces en el Nuevo Testamento. La teología católica es la que llega a considerar a la eucaristía como un sacramento instituido por nuestro señor Jesucristo en el transcurso de la Última Cena. La iglesia católica llega a afirmar que la institución de la eucaristía por nuestro amado señor Jesucristo, tal cual como lo llegan a relatar los evangelios sinópticos, se llegó a realizar al momento en que tomando en sus manos el pan, lo partió y se los dio a cada uno de sus discípulos, diciendo de la misma manera:
“Tomad y comed, este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. Del mismo modo, que tomó la copa y se lo dio a sus discípulos diciendo:
“Tomad y bebed todos de él, porque esta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía”.
Citas bíblicas que respaldan esta información:
- Mateo 26:26-29
- Marcos 14:22-25
- Lucas 22:19-20
- 1 Corintios 11:23-26
Ahora bien, esto se llegó a dar, de acuerdo a los relatos evangélicos en un contexto extenso:
Cena Pascual:
De acuerdo a los evangelios sinópticos la institución se llega a dar en el transcurso de la cena pascual de acuerdo a las citas bíblicas del libro de:
- Mateo 26:17-25
- Marcos 14:12-21
- Lucas 22:7-18
La Iglesia católica llega a entender que la eucaristía llegó a ser prefigurada debido a que en el Antiguo Testamento, en especial en la cena pascual, que llegó a ser celebrada por los judíos, donde se solían consumir el pan sin levadura, la carne de cordero asada al fuego y también las hierbas amargas.
Los elementos fundamentales y principales de la celebración de la Pascua judía se pueden encontrar en los siguientes textos bíblicos:
- Éxodo 12:1-8
- Deuteronomio 16
- Levítico 23:5-8
- Números 28:16-25
San Pablo llegaba a considerar a la muerte de Jesús en cruz en forma de una clave pascual: “Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado” (1 Corintios 5:7). Lo mismo se hace en San Juan el Evangelista al aplicar a Cristo la frase referida al Cordero Pascual: “no se le quebrará hueso alguno” (Éxodo 12:46) en Juan 19:36.
La Pasión:
En el relato de la institución de la eucaristía, el propio Jesús es el que anuncia su propia muerte violenta: habla de “mi cuerpo, que será entregado”, “el cáliz de mi sangre, que será derramada”.
Servicialidad Mutua:
A según con el relato del evangelista Juan, antes de la realización de la cena Jesús lavó los pies a cada uno de los 12 discípulos y mandó a todos y cada uno de ellos que siguieran ese mismo ejemplo de servicialidad libro de Juan 13:1-20, amándose como él los llegó y continúa amando, Juan 15:12.
Institución
En el Antiguo Testamento se pueden llegar a encontrar diversas prefiguraciones de este gran sacramento, como lo llegan a ser:
- El maná, con que se llegó a alimentar al pueblo de Israel en el transcurso de su peregrinar por el desierto. Esto lo puede verificar en el libro de Éxodos 16.
- El sacrificio de Mequisedec, el sacerdote que dio a Dios acción de gracias por la victoria de Abraham, el cual ofrece pan y vino. Esta cita se encuentra en el libro de Génesis 14:18.
- El propio sacrificio de Abraham, que se encontraba dispuesto a ofrecer la vida de su hijo Isaac a Dios. La cita Bíblica se encuentra en el libro de Génesis 22:10.
- De la misma manera como, el sacrificio del cordero pascual, que llegó al liberar de la muerte al pueblo de Israel, en Egipto. La cita está en el libro de Éxodo 12.
De la misma forma, la Eucaristía llegó a ser mencionada de manera de profecías, en el Antiguo Testamento por el rey Salomón en el libro de los Proverbios, en donde les ordena a todos sus criados a ir para comer y para beber el vino que les había llegado a preparar. Libro de Proverbios 9:1. Además, el profeta Zacarías había llegado a hablar del trigo de los elegidos y también del vino que purifica.
Nuestro amado señor Jesucristo, luego de la multiplicación de los panes, él profetiza su presencia real, además de corporal y sustancial, en las regiones de Cafarnaúm, cuando suele decir:
“Yo soy el pan de vida …… Si uno come de este pan vivirá para siempre, pues el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”.
Juan 6:32-34 y 51.
Jesús, conociendo que ya estaba llegando la hora de propósito principal, luego de haber lavado los pies de sus 12 apóstoles y haberles dado el mandamiento del amor, instituye este gran sacramento el Jueves Santo, en la Última Cena las citas bíblicas se encuentran en los siguientes pasajes:
- Mateo 26:26 – 28
- Marcos 14:22 -25
- Lucas 22:19 – 20.
Con todo esto con el fin de llegar a quedarse entre los hombres, de nunca tener que separarse de los suyos y de poder hacerlos partícipes de su Pasión. El sacramento de la Eucaristía tiende a surgir del amor infinito de Jesucristo por el hombre.
El Concilio de Trento llegó a declarar como verdad de fe, que la Eucaristía tiende a ser el verdadero y propio sacramento debido a que en él se encuentran presente los elementos más esenciales de los sacramentos:
- El Signo Externo
- Materia (Pan y Vino)
- Forma
Por lo que confiere la gracia; y llegó a ser instituido por el propio señor Jesucristo. Nuestro amado señor deja el mandato de tener que celebrar el Sacramento de la Eucaristía e insiste, como se puede llegar a constatar en el Evangelio, en la necesidad de tener que recibirlo. Dice que hay que comer y beber de su sangre para que las personas puedan salvarse. (Juan. 6:54).
La Iglesia en todo momento ha llegado a ser fiel a la orden de Nuestro amado Señor. Los primeros cristianos se llegaban a reunir en las sinagogas, en donde procedían a leer unas Lecturas del Antiguo Testamento y después se daba a lugar a lo que denominaban “fracción del pan”, cuando estos fueron expulsados de las sinagogas, continuaban reuniéndose en ciertos lugares una vez a la semana para poder distribuir el pan, pudiendo cumplir de esa manera el mandato que Cristo les dejó a los Apóstoles.
Poco a poco se le llegaron a ir agregando las nuevas lecturas, las oraciones, entre otras cosas más, hasta que en el año 1570 San Pío V llegó a determinar cómo debería de ser el rito de la Misa, el mismo que se mantuvo hasta el Concilio Vaticano II.
Eucaristía como Sacrificio
La Iglesia católica tienen la creencia de que en la eucaristía se suele hacer presente “se re-presenta” el mismo y único sacrificio que el propio Cristo hizo en la cruz de una vez y para siempre por los siglos de los siglos, se perpetúa su más grande recuerdo por medio de los siglos y se aplica su fruto.
La Eucaristía tiende a ser el memorial de la Pascua de Cristo, algo así como la actualización y la ofrenda sacramental de su más único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que tiende a ser su Cuerpo… Se trata del memorial no es simplemente el recuerdo de los acontecimientos del pasado… Estos acontecimientos se llegan a hacer, en alguna manera, presentes y también actuales.
Por llegar a ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía suele ser de la misma manera un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se logra manifestar en las palabras propias de la institución que dice:
“Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros” y “Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros”.
Lucas 22:19-20
En la Eucaristía, Cristo tiende a dar el mismo cuerpo que por todos nosotros llegó a entregar en la cruz del calvario, y la sangre misma que fue “derramada por muchos […] para la remisión de los pecados” Mateo 26:28.
El sacrificio de la cruz y también el sacrificio de la eucaristía tienden a ser un solo sacrificio, ya que tanto en 1 como en el otro, el mismo Cristo llega a ser el sacerdote que ofrece el sacrificio y la víctima que llega a ser ofrecida. Ambos solamente se diferencian en la forma en que se llega a ofrecer el sacrificio. En la cruz Cristo lo ofreció en una manera cruenta, y por sí mismo, sin ser obligado o impuesto y en la Misa en manera incruenta y por ministerio de los sacerdotes.
En los Padres de la Iglesia
La Didaché, que es el escrito de mayor importancia de los Padres apostólicos, es la que hace la siguiente advertencia:
“Reuníos el día del Señor y romped el pan y dad gracias después de haber confesado vuestros pecados, a fin de que vuestro sacrificio (thusía) sea puro”.
San Ignacio de Antioquía en el año 107 llega a indicar el carácter sacrificial de la llamada eucaristía por lo que, tratando, en un mismo texto, de la eucaristía y del altar; y el altar como un lugar en donde se suele ofrecer el sacrificio “thusiastérion”:
“Tened, pues, el buen cuidado de no llegar a celebrar más que tan solo una eucaristía, debido a que una sola es la carne de nuestro amado Señor Jesucristo, y 1 solo el cáliz para la reunión de su sangre, y 1 solo es el altar, y de la misma forma existe 1 solo obispo con los presbíteros y los diáconos”.
San Justino Mártir en el año 165, llega a considerar como una figura de la eucaristía a todo aquel sacrificio de flor de harina que debían de ofrecer los que eran sanados de la enfermedad más común de esa época la lepra. El sacrificio puro que es profetizado por Malaquías, que llega a ser ofrecido en todo lugar, no tiende a ser otro de acuerdo al santo que “el pan y el cáliz de la eucaristía”.
San Ireneo de Lyon hacia el año 202 llega a enseñar que la carne y también la sangre de Cristo tienden a ser “el nuevo sacrificio de la Nueva Alianza”, “que la Iglesia recibió de los apóstoles y que ofrece a Dios en todo el mundo”. Lo llega a considerar como el cumplimiento de la profecía de Malaquías.
Otro de los grandes hombres llamado Tertuliano luego del año 220, llega a designar la participación en la solemnidad eucarística como el “estar junto al altar de Dios”, y también la comunión como el “participar en el sacrificio”.
El reconocido San Cipriano en el año 258, llega a enseñar que nuestro amado señor Jesucristo, como sacerdote de acuerdo al orden de Melquisedec, “ofreció a Dios Padre un sacrificio, y por cierto el mismo que había ofrecido Melquisedec, esto es, consistente en pan y vino, es decir, que ofreció su cuerpo y su sangre”.
“El sacerdote, que imita lo que Cristo realizó, hace verdaderamente las veces de Cristo, y entonces ofrece en la iglesia a Dios un verdadero y perfecto sacrificio si empieza a ofrecer de la misma manera que vio que Cristo lo había ofrecido”.
San Ambrosio en el año 397, llega a enseñar que en el sacrificio de la misa de Cristo suele ser al mismo momento de la ofrenda y el sacerdote: “A pesar de que ahora no se ve a Cristo sacrificarse, no obstante, Él se sacrifica en la tierra siempre que se ofrenda el cuerpo de Cristo; más todavía, es manifiesto que Él ofrece hasta incluso un sacrificio en todos nosotros, pues su palabra es la que santifica el sacrificio que es ofrecido”.
En la Edad Media
Un hombre llamado Pedro Lombardo es el que afirma en el libro de Sentencias:
“lo que es ofrecido y consagrado por el sacerdote se llama sacrificio y oblación porque es memoria y representación del verdadero sacrificio y de la santa inmolación hecha en el altar de la cruz. Una sola vez murió Cristo y en ella se inmoló a sí mismo; pero es inmolado cada día en el sacramento, porque en el sacramento se cumple la memoria de cuanto ha sido realizado una sola vez”.
Santo Tomás de Aquino llega a resolver diversas clases de objeciones al carácter sacrificial de la Eucaristía, siguiendo la doctrina de los Padres y también afirmando la identidad del sacrificio eucarístico con el que es realizado por el mismo Cristo en la cruz.
En la Reforma Protestante
Hasta la propia Reforma Protestante, en unos 16 siglos de cristianismo, jamás se había llegado a dar un ataque de forma directa a la doctrina del sacrificio eucarístico.
Un hombre reconocido llamado Martín Lutero es el que afirma que, dado que el hombre solamente puede ser justificado por Dios por medio de la fe y no de las obras, la misa tiende a ser una de las obras humanas más sin ninguna clase de eficacia que el de incrementar la fe.
El sacrificio de Cristo tiende a ser 1 solo y la misa llega a ser 1 don obtenido, no una ofrenda sacrificial que se pueda dar a Dios. Por esto, se abolió el canon romano y las misas privadas, dejando solamente el recuerdo de la Cena.
Ulrico Zwinglio, llegando a partir de la misma manera del hecho de que el sacrificio de Cristo es algo único, solía afirmar que la misa se trata solamente de un recuerdo del sacrificio, una clase de garantía de la redención que nos obtuvo el Señor.
Juan Calvino llegaba a afirmar no solo la unicidad del sacrificio, sino que de la misma manera del sacerdote que llega a excluir cualquier clase de sucesor o vicario. Las últimas ediciones de su libro titulado “Institución” de la religión cristiana es la que admite que la misa sea sacrificio, sin embargo, de alabanza y acción de gracias, nunca de propiciación.
De manera reciente ciertos tipos de reformadores han vuelto a considerar la clase de teología del sacrificio eucarístico y en los diversos documentos teológicos que fueron elaborados entre los católicos, los luteranos o los anglicanos existen muchas clases de posiciones más o menos próximas, a pesar de que aún no tienden a ser muy comunes.
En la Reforma Católica
La Iglesia católica, llegó a abordar, en el Concilio de Trento, la controversia con los protestantes en cuanto al carácter sacrificial de la Misa. Las definiciones llegaron a ser aprobadas en la sesión XXII de fecha 17 de septiembre del año 1562.
El Concilio llegó a mencionar que las mismas se llegan a fundamentar en “esta antigua fe, fundada en el sacrosanto Evangelio, en las tradiciones de los Apóstoles y en la doctrina de los Santos Padres”.
Algunas de sus definiciones llegaron a ser:
la Misa es un verdadero y también un propio sacrificio que se ofrece a Dios; dicho sacrificio es representación y el memorial del sacrificio hecho en la cruz del calvario por el mismo Cristo, por el que su eficacia saludable se llega a aplicar para la remisión de todos los pecados.
El oferente y el ofrecido tanto en lo que es la misa como en la cruz tiende a ser el mismo Jesucristo. La diferencia se encuentra dada porque en la cruz el ofrecimiento llegó a ser cruento y en la misa incruento y a causa de que en la cruz Cristo hizo el ofrecimiento por él mismo, y en la misa, por el ministerio de los sacerdotes.
Se trata de un tipo de sacrificio visible, como de acuerdo al Concilio exige la naturaleza humana.
Su institución llegó a ser realizada por el mismo Cristo, cuando llegó a decir: “haced esto en memoria mía” libro de Lucas 22:19 y 1 Corintios 11:24.
En el Magisterio Reciente
Pío XII en la encíclica Mediator Dei, llega a retomar la doctrina tridentina del sacrificio eucarístico que es:
- Su Institución
- Su Carácter de Verdadera Renovación del Sacrificio de la Cruz.
A este tipo de respecto recordará que:
- La Identidad del Sacerdote y la Víctima (El mismo Jesucristo)
- La Diferencia en el Modo de su Ofrecimiento (Cruento e Incruento).
Sobre este punto se llega a mencionar lo siguiente:
la divina sabiduría ha llegado a hallar una manera muy admirable para poder hacer el manifiesto el sacrificio de su Redentor con las señales exteriores, que tienden a ser los símbolos de la muerte, debido a que, gracias a la propia transustanciación del pan en el cuerpo y también del vino en la sangre de Cristo, de esa manera como se encuentra verdaderamente muy presente su cuerpo, de la misma forma lo está su propia sangre.
Y de esa forma las especies eucarísticas, bajo las cuales se llega a hallar presente, tienden a simbolizar la cruenta separación del cuerpo y también de la sangre. De esta manera, la conmemoración de su muerte, que verdaderamente tuvo lugar en el Calvario, se vuelve a repetir en cada uno de los sacrificios del altar, debido a que, a través de las señales distintas, se tiene como significado y se muestra a Jesucristo en estado de víctima.
Referencia dada por Mediator Dei, n. 89
La identidad de los fines del sacrificio de la cruz y también del eucarístico: la glorificación de Dios, la acción de gracias, la propiciación por todos nuestros pecados y por último los de todo el género humano, tanto los vivos y como los difuntos y la impetración de la gracia y de la bendición de Dios. El valor del sacrificio divino es infinito.
La necesidad de la colaboración de todos los fieles en el sacrificio eucarístico. No obstante, en cuanto a este tipo de punto se llegó a remarcar la diferencia entre lo que es el sacerdocio común de los fieles, habiendo recibido en el Bautismo, y el sacerdocio ministerial, lo que es conferido por el sacramento del Orden Sagrado. El Concilio Vaticano II, en lo que es la Constitución Sacrosanctum Concilium,fue muy puntual y preciso en lo que puntualizó lo siguiente:
Nuestro amado Salvador, en la Última Cena, la noche que le llegaron a traicionar, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y de Sangre, con lo cual iba a perdurar por el resto de los siglos, hasta su regreso, el Sacrificio de la Cruz y el confiar a su Esposa, la Iglesia, el Memorial de su Santa Muerte y su victoria obtenida en la Resurrección:
- Sacramento de Piedad
- Signo de Unidad
- Vínculo de Caridad
- Banquete Pascual
En el cual se llega a comer a Cristo, el alma se sacia de toda su gracia y se les da una prenda de la gloria venidera.
Sacrosanctum concilium, n. 47
San Pablo VI en la encíclica Mysterium fidei, tiende a subrayar la ofrenda de la Iglesia como una parte del sacrificio, por lo q describe lo siguiente:
“la Iglesia, al llegar a desempeñar la función de sacerdote y de víctima en conjunto con Cristo, llega a ofrecer toda clase y entero sacrificio de la misa, y toda entera se llega a ofrece en él. […]
Porque toda clase de misa, a pesar de que llegue a ser celebrada privadamente por un sacerdote, no tiende a ser una clase de acción privada, sino más bien una acción de Cristo y también de la Iglesia, la cual, en el sacrifico que se ofrece, se llega a aprender a ofrecerse a sí misma como un gran sacrificio universal, y se aplica a la salvación de todo el mundo entero la única y gran virtud redentora infinita del sacrificio de la Cruz.
Pues cada una de las misas que se llegan a celebrar se tiende a ofrecer no solamente por la salvación de ciertos individuos, sino que también por la misma salvación de todo el mundo entero”.
Mysterium fidei, n. 4
Eucaristía como Presencia Real
Muchas clases de iglesias como la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y la Iglesia copta tienden a afirmar que el pan y el vino al llegar a ser consagrados se procede a convertir en el cuerpo y la sangre de nuestro amado señor Jesucristo, respectivamente, pese a que los 2 elementos, es decir, el pan y el vino, llegan a conservar sus accidentes naturales:
- Color
- Olor
- Sabor
- Textura, entre otros.
Esta clase de conversión es denominada en la Iglesia católica como “transubstanciación”. La Iglesia llega a creer que todo Cristo, el mismo vivo y entero, con todo su cuerpo, su sangre, su alma y su gran divinidad, se encuentra presente en estos elementos, de una manera real, verdadera y sustancial.
Por esto, al creer que la Eucaristía tiende a ser el Cristo mismo, la Iglesia llega a adorar a Cristo en este sacramento. En virtud de esto, se tiene por entendido que la eucaristía se llega a destacar del resto de los sacramentos ya que entre tanto ellos poseen la gran misión de santificar, en la eucaristía se halla el autor mismo de la santidad.
La Iglesia tiene la creencia de que esta clase de presencia permanece mientras las apariencias del pan y vino se llegan a mantener, y que Cristo está verdaderamente presente en todo su esplendor y cuerpo en cada una de sus partes, de manera que la fracción del pan no divide a Cristo.
Las Iglesias de Comunión Anglicana, son las que llegan a sostener que el pan y el vino una vez ya consagrados, consisten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sin tener que analizar qué pasa con las substancias primarias, solamente en las palabras del Señor Jesús:
“Este pan es mi Cuerpo”, “este vino es mi sangre”
Por esta razón se le llega a considerar, Jesucristo Sacramentado, la Presencia Real del Señor Jesús en el Sacramento del Altar.
La iglesia luterana, por otra parte, llega a confesar que en el sacramento del cuerpo y de la sangre de Cristo subsiste junto con los 2 elementos de pan y vino, llamándose esta clase de teoría “consustanciación”. La gran mayoría de las iglesias reformadas como lo son la
- Bautistas
- Pentecostales, etc.
Tienden a creer que el pan y el vino no suelen cambiar y solo se usa la eucaristía como una clase de rememoración de la Última Cena del señor.
En los Padres de la Iglesia
De acuerdo al Catecismo de la Iglesia católica, los Padres de la Iglesia llegaron a afirmar con fuerza la fe de la Iglesia en lo que es la eficacia de la Palabra de Cristo y también de la acción del Espíritu Santo para poder obrar en la conversión del pan en el cuerpo y del vino en la sangre de Cristo. A continuación, algunos de los ejemplos:
San Ignacio de Antioquía entre los años 98 y 117, llega a expresar su fe en diversas cartas que fueron escritas a las comunidades cristianas rumbo a su martirio:
“Ellos (se hace referencia a los docetas) no tienden a reconocer la Eucaristía como la carne de Jesucristo, nuestro Salvador, que ha llegado a sufrir por los pecados y por el Padre que benignísimamente ha resucitado”.
“Por lo que procurad serviros provechosamente de la única Eucaristía: la cual 1 es, en efecto, la carne de nuestro amado Señor Jesucristo y uno el cáliz para la unidad de su sangre”.
San Justino entre los años 162 y 168, en su Apología Primera llega a escribir lo siguiente:
“Este alimento tiende a ser denominado por los Eucaristía, y a ninguno le tiende a ser lícito participar, si no a quien verdaderamente cree que sus enseñanzas tienden a ser verdaderas, y ha recibido el baño para la remisión de todos los pecados y también por la regeneración, y vive como Cristo ha llegado a enseñar.
A decir verdad, todas las personas lo llegan a tomar no como un simple pan común y una bebida común; sino como a Jesucristo, nuestro gran Salvador que se llegó a encarnar por la palabra de Dios el cual tomó carne y sangre para la salvación de la humanidad, de esa manera también se ha llegado a enseñar que el alimento consagrado por la palabra de oración que llega a provenir de él, de la cual nuestra carne y nuestra sangre se llegan a nutrir por medio de la transformación, es la carne y la sangre de ese Jesús encarnado.
En efecto, los 12 Apóstoles en sus memorias compuestas por ellos mismos, las cuales tienden a ser denominadas evangelios, así lo transmitieron lo que les llegó a ser ordenado: que Jesús, tomando pan y habiendo dado gracias, dijo: “Hagan esto en memoria mía, este es mi cuerpo”; y de la misma manera tomando la copa y habiendo dado gracias, dijo: “Esta es mi sangre”; y se las dio solo a ellos.”
San Ireneo de Lyon en el año 200, llegó a describir lo siguiente:
“Así como el pan terreno habiendo recibido la invocación de Dios no es ya el habitual y acostumbrado pan, sino que la Eucaristía, se encuentra compuesta de unos 2 elementos, que son terreno y celeste, de igual forma nuestros cuerpos habiendo recibido la Eucaristía no tienden a ser ya corruptibles, teniendo la esperanza de la resurrección”.
En la Edad Media
En el medioevo la reflexión llegó a ser mucho más rica en los matices a causa del influjo de la escolástica. Hubo una tendencia de realismo exagerado del tipo físico: La carne de Jesús en la eucaristía lo que sería de manera absoluta la misma que llegó a tener tras la encarnación y la misa llegaría a ser un caso de antropofagia que es querida por el mismo Dios.
A todos los seguidores de esta clase de línea se les denominó “Cafarnaitas”. De la misma manera se llegó a abrir el paso de la teología del símbolo sacramental que llegaba a distinguir entre la presencia del cuerpo y de la propia sangre de cristo después de su encarnación y la manera de su presencia sacramental.
Berengario de Tours llegó a ser aún más allá subrayando de forma extrema el simbolismo. La Iglesia católica en los diversos sínodos llegó a condenar la posición de Berengario y se le llegó a obligar a suscribir las profesiones de fe ciertas de las que se iban al otro extremo.
Se debe de esperar al siglo XIII para que una reflexión teológica llegue a ser más equilibrada. De manos principalmente de Santo Tomás de Aquino se logra abrir paso la afirmación de la presencia real y sacramental. Con la ayuda de la filosofía aristotélica, en especial lo que es la distinción entre la sustancia y los accidentes se llega a elaborar la teología de la “transubstanciación”.
Santo Tomás de Aquino sobre esto trata de manera teológica el tema en la 3ra parte de la Summa Theologiae, las cuestiones 75 a 77; y de forma espiritual y con lirismo en los himnos que son bastante probable que haya llegado a componer para la misa de Corpus Christi, la solemnidad instituida por el propio Papa Urbano IV luego del milagro de Bolsena.
En el IV Concilio de Letrán se llega a consagrar la terminología escolástica por lo que se relató lo siguiente:
“Jesucristo, cuyo cuerpo y sangre se contiene verdaderamente en el sacramento del altar bajo las especies de pan y vino, después de transustanciados, por virtud divina, el pan en el cuerpo y el vino en la sangre…”.
De la misma manera en el II Concilio de Lyon se escribió lo siguiente:
“El sacramento de la Eucaristía lo consagra de pan ázimo la misma Iglesia Romana, manteniendo y enseñando que en dicho sacramento el pan se transustancia verdaderamente en el cuerpo y el vino en la sangre de Nuestro Señor Jesucristo”.
Un reconocido hombre llamado John Wyclif era el que rechaza la teoría de Santo Tomás de Aquino de la transubstanciación. Él no llegaba a aceptar la desaparición de la sustancia del pan y tampoco la del vino ni siquiera la permanencia de los accidentes sin ninguna clase de sujeto de inhesión.
Para él la presencia de Cristo en la Eucaristía tienden a ser sacramental o en signo, de forma virtual. Estas clases de proposiciones llegaron a ser condenadas por los Concilios locales de Oxford, de Canterbury y también los de Londres en el año 1382. Dichas condenas llegaron a ser ratificadas en el Concilio ecuménico de Constanza en el mismo año.
En la Reforma
Todos los reformadores llegaron a coincidir en una sola cosa en que Cristo no llega a permanecer en el pan y en el vino consagrados una vez terminada la Misa, que no deben de ser adorado en los mismos, y que por lo tanto no deben de llegar a ser guardados. No obstante, ellos llegaron a mantener unas significativas diferencias entre ellas, que son:
Martín Lutero siempre llegó a afirmar la presencia real de Cristo, a pesar de que desechó de manera completa el dogma de la transustanciación, por el considerarlo como una “sofisticada especulación” En su postura, el pan y también el vino no llegan a dejar de ser lo que son, sino que el Cuerpo y Sangre del mismo Cristo se encuentran juntamente con ambos.
Se ha denominado a esta clase de teoría como “consustanciación” o “impanación” a pesar de que él jamás la ha mencionado por estos términos.
Otros personajes como por ejemplo: Zuinglio, Karlstadt y Ecolampadio eran los que afirmaban sobre una clase de presencia meramente simbólica.
Calvino es el hombre que admite una clase de presencia “virtus spiritualis” en el transcurso de la celebración de la cena, sin embargo, es asociada con la fe.
Los denominados anabautistas eran los que consideraron que la realidad del cuerpo y también de la sangre de Cristo en lo que era la celebración de la Cena no se encuentra determinada por una clase de transubstanciación, sino más bien porque la comunidad cristiana tiende a ser el cuerpo de Cristo.
Que efectivamente es el que comparte un mismo tipo de alimento; y es su sangre debido a que cada uno de los integrantes de la comunidad cristiana igualmente ama con todo su corazón al señor Jesucristo como él mismo nos amó, hasta tal punto en llegar a entregar su vida por toda la humanidad entera.
De esa manera el vino y el pan que se llegan a partir en la Cena, tienden a ser la unión comunitaria con la sangre de Cristo y con la participación de su cuerpo, de tal forma que los que comparten el mismo alimento llegan a ser 1 solo cuerpo con Cristo, del cual solamente Cristo es cabeza, esto lo podemos leer en el libro de Efesios 1:22-23 y Colosenses 1:18.
En la Contrarreforma
El tema se llegó a abordar en la sesión XIII del Concilio de Trento en el año 1551, en donde se llegó a aprobar el Decreto sobre la Santísima Eucaristía. El objetivo del concilio llegaba a ser el presentar la doctrina católica, rebatiendo las proporciones de los mismos reformadores. De acuerdo a las definiciones, la presencia de Jesús en el sacramento no llega a ser en signo o en figura, ni tampoco virtual, sino que llegaba a quedar fija de esta manera:
“En el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero”.
Llegó a distinguir entre la presencia “sacramental” y la “natural”, de acuerdo al concilio tan verdadero como la primera que es:
“Porque no llegan a ser cosas que repugnen entre sí que el mismo Salvador nuestro que se encuentren en todo momento sentado a la diestra de Dios el Padre, según el modo natural de existir, y que en diversos otros lugares se encuentre para todas las personas sacramentalmente presente en su sustancia, por aquella manera de existencia, que, si bien se llega a apenas poder expresar con unas simples palabras, también:
- Por el Pensamiento
- Ilustrado por la Fe
Por lo que se puede lograr alcanzar el ser posible a Dios y que debemos constantísimamente creerlo. En efecto, de esa manera todos los antepasados, cuantos llegaron a ser en la verdadera Iglesia de Cristo que disertaron sobre este santísimo sacramento, de manera muy abierta los cuales profesaron que el Redentor instituyó este gran admirable sacramento en la última Cena, al momento, de la bendición del pan y del vino, con unas palabras expresas y claras atestiguó que daba a todos sus Apóstoles su propio cuerpo y su propia sangre”.
Con esto se llegó a evitar el super-realismo denominado cafarnaitas y el simbolismo espiritualista de Berengario, Zuinglio y Ecolampadio. Por otra parte, llegó a definir la presencia de cada una de las 2 especies, contra todos los reformadores, que llegaban a defender la comunión bajo las 2 especies.
El carácter permanente de dicha presencia, contra los que la llegaban a negar fuera de la comunión. Además, confirmó la validez del término de “Transustanciación”, contra todos aquellos reformadores, que llegaban a negar la validez del término y también su significado. Finalmente, se extrae las consecuencias prácticas de lo anterior:
- El Culto de Adoración Eucarístico
- La Distribución de la Eucaristía a los Enfermos Fuera de la Misa
- La Reserva de la Eucaristía Terminada la Celebración.
En el Magisterio Reciente
El Papa Pío XII en la encíclica Mediator Dei llegó a reafirmar lo que es la presencia real y verdadera y el culto eucarístico y en la encíclica Humani Generis se condenó las posturas teológicas que llegaban a hablar de la presencia simbólica.
El Concilio Vaticano II, de acuerdo a lo que comenta José Aldazábal, no le llegó a dedicar ninguna clase de documento, solo 1 capítulo de la Constitución Sacrosanctum Concilium, entre tanto el Concilio de Trento se dedicó nada menos que unas 3 sesiones para poder tratar el tema de la Eucaristía.
No obstante, de acuerdo a lo que puntualiza este autor, lo más interesante de este tipo de Concilio tiende a ser que todo él se encuentra lleno de unas alusiones a la Eucaristía como lo es el centro del misterio eclesial. De la misma manera, sigue, como el fruto de las enseñanzas del Concilio, por lo que se ha recuperado una clase de visión conjunta de todos los tipos de aspectos del sacramento.
Como, por ejemplo, lo que es la presencia real y el culto, los cuales se encuentran acentuados como punto central, por lo que habían hecho pasar a un segundo plano lo que es la celebración y la comunión de todos los fieles.
De igual forma, una clase de idea de sacrificio que es desligada de la categoría de memorial, fue la que había llegado a acentuar lo que es la separación entre las 2 dimensiones de “sacrificio” y de “sacramento”.
Pablo VI en la titulada encíclica Mysterium Fidei volvió a proponer las líneas principales y fundamentales de la teología tridentina y al mismo tiempo afirmó las distintas maneras de la presencia de Cristo en su Iglesia, llegando a privilegiar lo eucarístico.
De igual manera, en lo que es el Credo del Pueblo de Dios se llegó a manifestar lo siguiente:
“Cualquier clase de interpretación de parte de los teólogos que llegan a buscar cierta clase de inteligencia sobre este misterio, para que logre concordar con la fe católica, debe de poner a salvo que, en la misma naturaleza de todas las cosas, independientemente del espíritu de la persona, el pan y también el vino.
Una vez realizada la consagración, han llegado a dejar de existir, de tal manera que, el adorable cuerpo y la sangre de Cristo, luego de ella, se encuentran verdaderamente presentes delante de las personas bajo las especies sacramentales de lo que es el pan y del vino, como el propio Señor lo quiso, para poder de esa manera dársenos en alimento y unir en la unidad de su Cuerpo místico a todos”.
En el caso del Catecismo de la Iglesia Católica, luego de haber enumerado las distintas presencias de Cristo en su Iglesia, se llega a recordar lo que es la singularidad de tal presencia en las especies eucarísticas y llega a aclarar que se le denomina real no porque las otras lleguen a ser irreales sino porque esta mismas tienden a ser por excelencia. Afirma por otra parte:
“La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas”
Eucaristía como Comunión
Del idioma latín “communĭo”, el término más general es el que hace referencia a participar en lo común. De acuerdo a lo que comenta Joan M. Canals,
“La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II ha restaurado la participación activa de los fieles en la celebración”, “La oración ante la presencia santa es plegaria de comunión con Cristo y con los hermanos expresada en solidaridad y caridad”.
El Catecismo de la Iglesia Católica tiende a expresar que “La Iglesia” es “comunión de los santos”: esta clase de expresión es la que designa principalmente las “cosas santas” (sancta), y ante todo la Eucaristía, “que tiene como significado y al mismo tiempo es la que realiza la unidad de los creyentes, que manera de un solo cuerpo en Cristo”.
En los Hechos de los Apóstoles, se llega a relatar la clase de experiencia de la primera comunidad cristiana, que llega a unir a la celebración de la fracción del pan a todos sus compromisos de comunión hasta la condivisión de los bienes, Por lo que esta clase de iglesia describe lo siguiente:
“Todos se reunían asiduamente para poder escuchar la enseñanza de los Apóstoles y poder participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones (…) Todos los creyentes se llegaban a mantener unidos y ponían lo suyo en común:
Vendían todas sus propiedades y todos sus bienes, y al mismo tiempo distribuían el dinero entre cada uno de ellos, de acuerdo, a las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.”
En la época patrística de la misma manera se puede encontrar muestras de la relación entre lo que es la Eucaristía y la unión de la comunidad cristiana. Por lo que podemos recordar esta cita de san Ignacio de Antioquía que dice:
“Procurad serviros con fruto de la única Eucaristía; una es, en efecto, la carne de nuestro Señor Jesucristo y uno el cáliz por la unidad de su sangre, uno el altar como uno el obispo con los presbíteros y diáconos, mis cofrades, a fin de que todo lo que hagáis lo hagáis según Dios”.
Santo Tomás de Aquino llega a subrayar que la gracia de la Eucaristía tiende a ser la “unidad del Cuerpo Místico”, la comunión con Cristo y también entre nosotros, la unidad del pueblo cristiano. Por lo que, a este respecto, el Catecismo de la Iglesia Católica llega a afirmar los siguientes frutos o efectos de la comunión:
- La Comunión Acrecienta la Propia Unión con Cristo.
La Unidad del Cuerpo místico:
La Eucaristía hace la Iglesia. Los que llegan a recibir la Eucaristía se unifican mucho más de manera estrecha a Cristo. Por esto mismo, Cristo los une a todos o cada uno de los fieles en un solo cuerpo: Denominado La Iglesia de Cristo.
- La Comunión Entraña un Compromiso en Favor de los Pobres.
En la Teología de la Liberación
La teología de la liberación es la que enfatiza en el contexto de la persecución y la muerte inminente que llegó a celebrar Jesús con sus discípulos en la última cena. Se ve la alegría por la alianza nueva y por la salvación y la tristeza por la realidad de su muerte. Este tipo de conflicto no es el que impide la celebración sino que llega a superar con el amor de la comunión.
La cena tiende a ser el compartir de todos aquellos quienes se han llegado a reconciliar y se encuentran entregando su vida por lo que es la reconciliación de todas las personas y de esa forma, todos con el mismo Dios. Por esto la Eucaristía no tiene que continuar manipulando o ser manipulada para llegar expresar una clase de reconciliación inexistente.
Como llega a ocurrir en el libro de los hechos 2:37-47, la fracción del pan debe de estar mezclada con la comunión de los bienes materiales y a la unión de los corazones, la oración y el espíritu.
Eucaristía como Prenda de la Gloria Futura
De acuerdo al evangelio de San Juan, Cristo ha llegado a prometer la vida eterna a todos los que le reciben en este sacramento:
“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.
Juan 6:54-56.
En una antigua oración se llega a decir lo siguiente:
¡Oh sagrado banquete, en que Cristo tiende a ser nuestra comida; se llega a celebrar el memorial de su pasión; el alma se llega a llenar de su gracia, ¡y se nos tiende a dar la prenda de la gloria futura!
Del Oficio de Corpus Christi
En la oración antes citada se llega a mencionar un orden de tiempo, unas 3 perspectivas:
- Primero: Presente “El Alma se Llena de Gracia”
- Segundo: Pasado “Memorial de su Pasión”
- Tercero: Futuro “Prenda de la Gloria Futura”
Que tiende a ser el principal objeto de esta sección. De acuerdo a Josep M. Rovira Belloso comenta, “La fuerza de la Eucaristía llega a consistir en el participar de la presencia de Cristo, el término final de toda la historia de la humanidad.
Más todavía, nos impele hacia lo que es aquel final que llegará solamente con la colaboración de la libertad responsable de todos los seres humanos. Para poder ser de anticipación, el sacramento se encuentra arraigado en el mismo señor Jesús:
Desde este absoluto futuro, que se llega a encontrar “en la derecha del Padre”, Cristo es el Señor de todos los tiempos.
La Eucaristía tiende a ser, por lo tanto, la anticipación de la plenitud divina, que es la que nos ha prometido y que llegamos a esperar con gran fe. Se trata del advenimiento incoado de esa misma plenitud. El Señor ha querido anticipar entre todos sus amigos su presencia y también su gracia.
Llega decir el Catecismo de la Iglesia Católica:
“La Iglesia sabe que, ya ahora, el Señor viene en su plena Eucaristía y que se encuentran ahí en medio de todos nosotros. No obstante, esta clase de presencia está muy bien velada. Por eso es que celebramos la Eucaristía (…) Entre tanto que esperamos la gloriosa venida de Nuestro Amado Salvador Jesucristo”.
“De esta gran esperanza, la de los nuevos cielos y la nueva tierra en los que habitará la justicia, no tenemos prenda más segura, signo de mayor manifiesto que la Eucaristía. En efecto, cada vez que se llega a celebrar este gran misterio, “se suele realizar la obra de nuestra redención” y al mismo tiempo “partimos un mismo pan que es el remedio de la inmortalidad, el antídoto para no llegar a morir, sino que para vivir en Jesucristo para siempre”.
Elementos de la Eucaristía
Pueden llegar a mencionarse la materia usada, la manera en que se llega a realizar la misma, el ministro que la ejecuta y también los participantes de la misma.
Materia
Los materiales o la materia consisten en la utilización de pan de trigo y vino de vid. En la denominada instrucción general del Misal Romano se llega a confirmar para este rito latino la utilización del pan ácimo que se trata de un pan sin fermentar, el cual debe de ser de hecho recientemente. Los orientales han llegado a utilizar y utilizan pan fermentado, lo que es igualmente aceptado como válido por la sede romana.
Para las personas devotas que se encuentran padeciendo por una enfermedad celíaca, la iglesia ha llegado a normar la elaboración de las hostias:
“Con la mínima cantidad de gluten requerida para poder obtener la panificación sin tener que añadir las sustancias extrañas ni tampoco el recurrir a unos procedimientos que desnaturalicen el pan”.
De la misma manera se ha llegado a disponer que:
“El fiel celíaco que no pueda llegar a recibir la comunión bajo la especie del Pan, entre ellos incluido el pan con una pequeña cantidad de gluten, puede llegar a comulgar bajo la sola especie del Vino”.
Por lo que si un sacerdote que padece dicha enfermedad, y no puede verdaderamente tolerar ni la más pequeña cantidad de gluten no puede llegar a celebrar individualmente, sin embargo sí, con el permiso del Obispo, puede concelebrar con otros sacerdotes y todos comulgar tanto él como los otros solamente bajo la especie del vino, a pesar de que no puede presidir la concelebración.
El vino utilizado para la celebración eucarística tiene que ser “del producto de la vid”, que sea natural y puro, esto quiere decir, que no debe de ser un vino mezclado con sustancias extrañas.
Se llega a mezclar con un poco de agua, a según una costumbre antiquísima que de acuerdo a ciertos tipos de documentos se remonta al mismo Jesucristo. El agua alude al agua y la sangre que salieron del costado de Cristo tras la lanzada y a la unión del pueblo cristiano con el propio Cristo.
Para el caso de los sacerdotes que, por algún motivo de salud, no pueden llegar a beber del vino ni siquiera en las más pequeñas cantidades, se encuentra previsto, que, con el permiso del Obispo, puede este utilizar mosto, esto quiere decir, “El zumo de uva fresco o conservado, de la cual cuya fermentación haya llegado a ser suspendida a través de los procedimientos que no lleguen a alterar su naturaleza como por ejemplo el congelamiento del mismo.
Forma
La Iglesia Católica tiende a creer que el pan se llega a convertir en el cuerpo y que el vino en la sangre del Señor Jesucristo en el momento más solemne de la misa denominado consagración. En él, el sacerdote tiende a relatar la escena de la institución del sacramento y al mismo tiempo repite las palabras que fueron utilizadas por Jesús, que fueron:
“Esto es mi Cuerpo”, “Esta es mi Sangre”, “Haced esto en Conmemoración Mía”
Las cuales fueron mencionadas anteriormente. La Iglesia llega a enseñar que “la fuerza de las palabras y también de la acción de Cristo y del poder del Espíritu Santo son los que se hacen sacramentalmente presentes bajo las especies del pan y también del vino que es su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio el cual es ofrecido en la cruz de una vez para siempre”.
Ministro
Solamente el presbítero y el Obispo tienden a validar ordenadamente el celebrar la eucaristía. De acuerdo a la instrucción general del Misal Romano, diversos ministros son los que pueden llegar a celebrar de manera conjunta la eucaristía.
A este tipo de acto se le denomina concelebración, y de acuerdo a este documento, en ella “se llega a manifestar provechosamente la unidad del sacerdocio y también del sacrificio, como de la misma manera de todo el pueblo de Dios”. La misma se encuentra mandada:
- En la ordenación del Obispo y la de los presbíteros
- En la bendición de un Abad
- En la Misa Crismal (Esta se trata de la Misa en que el Obispo bendice los óleos el Jueves Santo)
Igualmente, en todo momento en el mismo documento suele ser recomendada para:
- La Misa del Jueves Santo
- La Misa que se Celebra en los Concilios, en todas las reuniones de los obispos y en los sínodos
- La Misa Conventual
- La Misa Principal que se Celebra en las Iglesias y en los Oratorios.
- Las Misas que se tienden a Celebrar en cualquier tipo de reuniones de los sacerdotes, tanto seculares como los religiosos
- También en la Ordenación del Diácono
Participantes
Si bien solamente el sacerdote que llegó a ser válidamente ordenado es el que puede llegar a realizar la consagración, la Iglesia llega a enseñar que la Eucaristía tiende a ser la “fuente y cima de toda la vida cristiana”, “compendio y suma de nuestra fe”, el canon n° 230 del Derecho canónico en su párrafo 3ro ha llegado a establecer que donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos llegar a suplirles en ciertas de sus funciones, esto quiere decir:
- El llegar a Ejercitar el Ministerio de la Palabra
- Presidir las Oraciones Litúrgicas
- Administrar el Bautismo
- Dar la Sagrada Comunión de acuerdo a la prescripción del derecho.
A según con la doctrina de la iglesia católica el recibir la Eucaristía en estado de pecado mortal es un tipo de sacrilegio y solo aquellas personas que se encuentren en estado de gracia, esto quiere decir, sin ningún pecado mortal alguno, los pueden recibir. Llegando a basarse en el libro de 1 Corintios 11:27-29 llega a afirmar lo siguiente:
“Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave (pecado mortal) que no comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental”.
La iglesia católica es la que insta a todos sus creyentes de poder participar de la misma manera todos los domingos y todas las fiestas de precepto, y de llegar a recibir la santa eucaristía los días domingos y los días en que hay fiestas, o con más constancia, incluso para cada día de la semana, sin embargo, en un estado de gracia.
La celebración eucarística se llega a dar en el contexto de una reunión. La iglesia llega a creer que a la cabeza de la misma se encuentre nuestro amado señor Jesucristo, que es el invitado principal. Como representante suyo, el obispo o el presbítero llega a presidir la asamblea “in persona Christi capitis” que significa “en la persona de Cristo Cabeza”.
Todos los creyentes fieles poseen una parte activa en la celebración, cada uno a su forma: los lectores, los que llegan a presentar las ofrendas, los que tienden a dar la comunión, y el pueblo entero del cual cuyo “Amén” llega a manifestar su participación.
De la misma manera se debe de recordar de nuevo que “La Iglesia, al desempeñar una función de Sacerdote y de Víctima juntamente con nuestro amado señor Jesucristo, ofrece toda entera el sacrificio de la misa, y toda entera se ofrece en él mismo”; “Debido a que toda misa, a pesar de que sea celebrada de manera privada por un sacerdote, no es una acción privada, sino que se trata de una acción de Cristo y de la Iglesia”.
Desarrollo del Rito
En la Primera Apología de Justino en el siglo LXV-LXVII se llega a describir lo que es la celebración eucarística con las siguientes partes:
- Liturgia de la Palabra
- Homilía
- Oración de los Fieles
- Abrazo de la Paz
- Presentación de los Dones
- Plegaria Eucarística
- Comunión Eucarística
- Comunión de Bienes.
“Luego, al que preside a los hermanos, se le llega a ofrecer pan y un vaso de vino, y tomándolos él tributa alabanzas y también la gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo y llega a pronunciar una extensa oración de gracias, por haberlos concedido esos dones que de Él nos vienen…
Y una vez que el presidente ha llegado a dar las gracias y habiendo aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se denominan como “ministros” o “diáconos” dan a cada uno de los asistentes una parte del pan y del vino y también del agua sobre el que se llegó a decir la acción de gracias y lo llevan a los ausentes”.
Y este tipo de alimento se denomina entre nosotros la “Eucaristía”, de la que nadie es lícito de participar, sino el que cree ser verdaderas las enseñanzas y se ha llegado a lavar en el baño que da la remisión de todos los pecados y también la regeneración, y vive de acuerdo a lo que cristo les enseñó…
Cuando Jesús, habiendo tomando el pan y dando gracias, dijo: “Haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo”. E igualmente tomando el cáliz y dando gracias, dijo: “Esta es mi sangre”, y que sólo a ellos les dio parte.
De manera seguida, todas las personas se levantan a una y elevan sus preces, y éstas habiendo sido terminadas, como ya se dijo, se ofrece el pan y el vino y también el agua, y el presidente, de acuerdo a sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios todas sus preces y su acción de gracias y todo el pueblo llega a exclamar diciendo “Amén”.
Ahora es cuando viene la distribución y la participación, que se hace a cada uno, de los alimentos que son consagrados por la acción de gracias y se procede a su envío a través de los diáconos a los ausentes”.
A partir del siglo III los diversos testimonios sobre la celebración de la Eucaristía tienden a ser en cada momento más claros, sea en relación con lo que el esquema celebrativo que tiende a permanecer de manera sustancial el propuesto por Justino, sea esto por los innumerables textos de plegarias eucarísticas para la celebración de la misma.
Dichos textos son los que contienen una verdadera catequesis teológica y de una gran fe en cuanto a la Eucaristía. En el libro de las Constituciones apostólicas se llega a indicar el orden de la celebración:
- Liturgia de la Palabra
- Oración de los Catecúmenos
- Abrazo de la Paz
- Presentación de los Dones
- Anáfora o Plegaria Eucarística
- Comunión
- Oración Después de la Comunión
- Oración de Bendición y Despedida.
La plegaria eucarística es la que tiende a constar de los siguientes elementos:
- La Acción de gracias que se llega a expresar en el prefacio.
- La Aclamación de la alabanza del pueblo con el sanctus.
- La epíclesis para poder pedir la intervención del propio Espíritu Santo en que transformará el pan en el cuerpo y el vino en la sangre del Señor.
- La narración de la institución con las propias palabras consacratorias.
- El memorial o el anámnesis del misterio pascual de Cristo.
- La ofrenda de la Iglesia por medio y junto con la víctima sagrada.
- Las peticiones y las intercesiones por los vivos y también por los muertos.
- a doxología final que es la que glorifica a Dios.
En ciertas iglesias protestantes o las evangélicas se llegan a bendecir los alimentos, se toman los elementos de la mano de los ancianos o de los Diáconos, se leen los pasajes donde tiende a ser instituida, se participa y se termina con unas oraciones de adoración y acción de gracias a Dios y a Jesús.
Muchas de las iglesias cristianas evangélicas tienden a realizar este acto sagrado el primer día del mes en curso, por lo que primeramente ese día se realiza un servicio de adoración y alabanza a Dios, donde se expresa la máxima gratitud a Dios y a Jesús por todas las cosas que han hecho en nuestras vidas.
Luego cuando el pastor haya terminado de realizar su predicación él va a comenzar con la realización de la Santa Cena o Cena del Señor, la cual tienen preparado para esto, pan sin levadura y vino o jugo de uvas sin fermentar. Estos son los 2 elementos que simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo que fue dado a cada uno de los que participan de este evento de gran impacto a nivel espiritual.
Él pastor comienza con la presentación y la consagración de los 2 elementos a Dios, el ungido de Dios presenta el pan y el jugo o vino a Dios para que él mismo sea consagrando estos elementos. Luego se es repartido por todo el pueblo de Dios para que cada uno pueda participar de la Cena del Señor, antes de participar siempre se llega a recomendar que cada persona tenga una intimidad con Dios y Jesús en ese momento, que presente su vida ante él.
Si es una persona que se encuentra pasando por una enfermedad, leve, moderada o grave, preséntela ante Dios para que por medio de su Santa Cena, la persona pueda recibir el milagro de sanidad en su cuerpo, ya que estos 2 elementos tienen gran significado para los cristianos.
El Pan:
Representa el cuerpo de Cristo que fue llevado a la cruz del calvario por todos y cada uno de nosotros, la persona que coma el pan, se encuentra comiendo el cuerpo de Cristo, el cual va a aportar en nosotros la unificación de nuestro cuerpo con el suyo por medio de este acto sublime.
La persona se hace uno con Cristo, por lo que su cuerpo fue entregado por cada uno de nosotros para que padeciese maldición y enfermedad para que nosotros vivamos en bendición y sanidad.
El Vino:
El vino llega a representar la sangre de Cristo que llegó a ser derramada por cada uno de nosotros en la cruz del calvario. Cuando la persona participa del vino se encuentra participando de su sangre la cual es el pacto de Dios con nosotros. Cuando la persona que padece de una enfermedad toma la santa cena el señor puede llegar a hacerle un milagro poderosa y erradicar dicha enfermedad de su cuerpo.
El vino que tomamos es su sangre que nos limpia de todo pecado, de toda enfermedad, de toda maldición y de todo lo que no es de parte de Dios. Su sangre poderosa es la que trae redención, y vida eterna para los creyentes que la toman.
Siempre se ha sabido que esto debe de ser realizado con una gran seriedad a nivel espiritual y emocional, ya que la misma no puede ser tomada de manera indigna porque la persona que lo haga puede acarrear maldición para su vida. Por lo que podemos decir que esto se trata de algo verdaderamente serio para los cristianos evangélicos.
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